Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Diccionetos (LVI)

Índice

Sonetos:
Desengaño Desenvoltura Deseo Deserción Desfiladero Deshojar Desierto Desmelenarse
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Breverías

3101
Cuando ya me haya ido, si algo queda de todo cuanto he escrito, sólo quiero, no lisonjas, que son falsa moneda, ni tampoco la auténtica, el dinero, que en tales fechas no me serviría. Quiero que alguien, tal vez, me rememore por la invisible, afable compañía que halló en mis versos, y que no deplore la tristeza, el dolor o la amargura que su alma revivió con la lectura.

3102
No hay más autentica, gentil belleza que la oculta en los pliegues entrañables del idilio perdido y su tristeza.

3103
Voy a la puerta. Espero la llegada de la felicidad, mas no aparece. Sólo pasan extraños caminantes. O tal vez lo ha intentado por la entrada trasera de la casa, que no ofrece decorado ni acceso extravagantes. Hallándola cerrada, pasaría sin ver con qué ansiedad la aceptaría.

3104
La vida no son años, ni son días, aún no nacidos unos, otros muertos; la vida es sólo el diminuto instante que se nos va escapando entre alegrías, tristezas, éxitos y desaciertos, dando paso a otra vida por delante.

3105
Peregrino en la noche, si te sueño, ¿cómo decirle al tacto que no estás? ¿Cómo el amanecer será risueño, si al despertarme quedas tan atrás?

Sonetos

3498 - Desengaño
Tan afable el error, tan placentero. Nos da seguridad, y nos abraza; su blanda protección nos acoraza frente al peligro de lo verdadero; y del dolor, su amargo compañero, en cuya unión hostiga y amenaza a quien enamorado se solaza, y es feliz, en tal cárcel prisionero. Amar a una mujer fue mi objetivo, única etapa en que, al sentirme vivo, cerré los ojos y viví hacia dentro. Y al reventarse el sueño un claro día, descubrí la verdad, y en agonía apenas soporté tal desencuentro.
Los Angeles, 16 de octubre de 2013
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3499 - Desenvoltura
Avanzas con el garbo y la soltura de quien ni escrúpulo o tabúes tiene; no he de ser yo virtud que te refrene, ni cubriré mi cuerpo de armadura. Te dejo paso franco. Mi estructura tiene fragilidad que a ti se aviene. Tómame por asalto, y desenfrene tu voluptuosidad cada locura Desnuda, y en acción, eres más bella; ven sobre mí, dejándome tu huella impresa en los caminos de mi piel. Y quédate conmigo, no te vayas, que eres el mar, y en tus doradas playas quiero verter mis ímpetus de miel.
Los Angeles, 16 de octubre de 2013
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3500 - Deseo
Hijo circunstancial del sentimiento, y hermano complaciente del sentido, rara vez se nos queda adormecido, presto siempre a compacto acoplamiento. Dominando el impulso, avanza lento, mas no es dueño del freno, y el bramido del sexo lo acelera. Sacudido por su vigor, se acerca a lo violento. Se detiene, no obstante, en arrebato, mas su fascinación por lo inmediato lo impele sobre la última barrera. Se abre el ángulo, el vértice avizora, y el agresor febrilmente perfora la entraña a su yacente compañera.
Los Angeles, 16 de octubre de 2013
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3501 - Deserción
No por odio a la guerra, o cobardía enfrentando el fusil o el explosivo; tal escenario puede ser motivo para el soldado en fuga y agonía. Tu deserción fue calculada, fría, sin guerra, sin desgaste disruptivo, en un contexto de ánimo festivo mental, sensual y de galantería. ¿Desde cuando la fuga es victoriosa? ¿Qué honor reside en aplastar la rosa radiante de fragancia y hermosura? Oh, razones o excusas de fatiga de quien antojadizo se desliga de un corazón, y hacia otro se apresura.
Los Angeles, 18 de octubre de 2013
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3502 - Desfiladero
El que forman los muslos, o los senos, por los que parte de mi cuerpo avanza; esa parte que a veces se abalanza, y otras parece agilizar los frenos. Tan estrecho el sendero; tan morenos los muros a ambos lados. Qué alianza de ruta y peregrino, y cómo danza la escena al eco de callados truenos. Retumban en la entraña, y en la mente, pistón, cilindro, en ritmo contundente, vendaval horadando la angostura. Nadie más, sólo yo, dejando huella por el cañón; y la primera estrella cursa un guiño de luz desde la altura.
Los Angeles, 18 de octubre de 2013
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3503 - Deshojar
Se me fue deshojando, lentamente, bajo la tibia luz de la mañana; a lo lejos, rezaba la campana de la abadía su oración ferviente. Cada pétalo, símbolo latente de la inocencia, a su final cercana; una canción erótica profana, de lejos, la dulzura del ambiente. Cayeron a mis pies, leves, sedosos, y a su rostro de nardos luminosos se encaramaron pálidos rubores. Al fin la vi en su perfección, desnuda, sin adornos triviales…, y sin duda sobre mi pretensión y sus fervores.
Los Angeles, 19 de octubre de 2013
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3504 - Desierto
En torno a mí el silencio. Sólo el viento, perturbando la arena, me porfía con su rumor, pero es su compañía ligera atenuación de mi aislamiento. Acaricia las dunas, y en su aliento abrasador hay cierta picardía de galán revoltoso, que desvía a amantes múltiples su falo hambriento. El arenal ondula en el paisaje, y sus curvas sensuales son mensaje de antiguas cortesanas, ya olvidado. No para el viento, que acaricia y roza, con manos invisibles, y retoza entre las formas que ha recuperado.
Los Angeles, 19 de octubre de 2013
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3505 - Desmelenarse
No es para ti la alforja ni el camino, donde no eres como eres, por ir sola; tu destino es la plaza, en que tremola la enseña que otros ven, tu yo genuino. El personaje, casi clandestino, que somos en verdad, si se controla, si se reprime, es muda barcarola que nadie escucha, anónimo vecino. Abre, mujer, de par en par las puertas, y muéstranos quien eres, que encubiertas no se aprecian tus varias aptitudes. Desinhíbete, arroja los prejuicios, y tengan tus maneras, y tus vicios, transparencia de auténticas virtudes.
Los Angeles, 19 de octubre de 2013
Diseño: Carmen Álvarez
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