Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Sol y brisa

Índice

Sonetos:
Camina Es abril, sol y brisa. (I) Es abril, sol y brisa. (II) No vengas a mi casa (I) No vengas a mi casa (II) No vengas a mi casa (III) Te ha poseído el mar Infranqueable
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Breverías

2741
En la nostalgia de tu ayer me acuno, y me duermo contigo en el recuerdo. Entre tantos olvidos, en ninguno con fervor tan extático me pierdo. En éste, siendo tuyo, que no mío, aún la brisa me aporta la fragancia de tu piel al desnudo, junto al río, antes de sumergirte en la distancia. No importa si no sabes de mi juego. Encuentro es éste sin confín ni ruego.

2742
Renaces en mi entorno cada día, aunque pienses tal vez que ya te has muerto; y muerta estás a mí, mas yo aún te vivo. La vida es el bajel que desafía las olas de alta mar, mas ya en el puerto, parece haber perdido su objetivo. En mi orfandad, tu galeón rescato, circunnavego el mundo, en mí cautivo, y ni oyes mis campanas a rebato.

2743
La mañana te sabe de memoria. Se filtra cada día en tu persiana, y estudia los reveses y la gloria que cada noche tuya pierde o gana. Aunque te engañes a ti misma, intuye dónde están la falacia y la verdad. Y al ocaso, cuando ella se recluye, apenas me confiesa la mitad. Es mi amiga la luz, me cuenta cosas que ruborizarían a las rosas.

2744
Desconozco los días, los lugares, que llegaron a hacernos tal cual fuimos. Si bien fueron testigos oculares, los miramos, quizá, mas no los vimos. Te contemplaba a ti, del todo ajeno a minucias de fechas o andurriales. Era bello el suceso, el tiempo ameno, y era el amor en todos sus rituales.

2745
Cuando llamo tu nombre, queda un rastro, no sé si de calor o de fragancia, de luz o melodía. Se me torna en columna de alabastro, que puedes observar, en su elegancia, desde tu inaccesible lejanía. Tu nombre, que surgiendo de mi entraña, es lo único de ti que me acompaña.

Sonetos

3034 - Camina
“Ladran, luego cabalgamos” (Don Quijote)
Desnúdate del tiempo ya pasado, y que la tierra firme del presente sienta tu pie descalzo, contundente, en marcha de señor, no de criado. No te importen las huellas, ni el dictado de ajena voz turbándote la mente; prosigue tu camino, ambivalente a ditirambo, agravio o resultado. Las huellas, ¿para qué? Si quien te siga las desbaratará, y el que se obliga a respetarlas, no sabrá qué hacer. ¿Y los perros ladrando en las esquinas? Prueba inequívoca de que caminas. ¿Y el sendero? Por él no has de volver.
Los Angeles, 23 de junio de 2012
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3035 - Es abril, sol y brisa. (I)
Flota en tu espalda aroma de violetas, y humedades de verde aún no segado. Es abril, sol y brisa, y arbolado, y un quejido, a lo lejos, de carretas. Inmóvil, sobre el césped, interpretas a la Bella Durmiente. El azulado puro del cielo apenas alterado por nubes renovando siluetas. A la sombra, mujer, miel y sosiego, en bajamar de párpados; me entrego a tu blanda, sutil contemplación Y me aproximo a ti, tan lentamente, que el beso que te doy sobre la frente no te perturba; casi una oración.
Los Angeles, 24 de junio de 2012
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3036 - Es abril, sol y brisa. (II)
No conozco tu nombre, mas te alerto desde un silencio que se expresa en roces, tan gentil, tan directo, que las voces no saben expresar, y te despierto. O flotabas tal vez en el incierto mar interior de indefinidos goces, que solemos forjarnos, de albornoces, almohadas, citas, y el amante experto. Al recoger los párpados, me viste, la mano en tu cabello, y sonreíste, como si fuera parte de tu vida. E inevitablemente a eso he llegado. Ah, reclamo bucólico del prado, ah, mujer, en afectos encendida.
Los Angeles, 24 de junio de 2012
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3037 - No vengas a mi casa (I)
No vengas a mi casa, que hay perfiles, en la sombra, desnudos y agresivos, que no saben mostrarse receptivos a rostros soñadores y gentiles. Y aunque vienes en paz, serán hostiles, y con o sin razón, verán motivos, si no amenazadores, negativos, si no abiertos o cínicos, sutiles. En tal ambiente gris de suspicacia, tanto la timidez como la audacia provocarán adversos incidentes. Si bien las traje, tiempo atrás, de fuera, no se han quedado porque yo lo quiera, mas por considerarse residentes.
Los Angeles, 24 de junio de 2012
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3038 - No vengas a mi casa (II)
Releguemos al foso del olvido espectros y fantasmas que pululan por pasillos y alcobas, y especulan con derechos que el tiempo ha dirimido. Tú, tal vez, en tu hogar, hayas oído susurros en la noche, que formulan caducos privilegios, y articulan ruegos de regresar de su despido. Y aunque tal vez también las consideras irrelevantes sombras plañideras, te incordia en realidad su tozudez. Ni a mi casa o la tuya. Converjamos en espacio neutral, sin más reclamos que nuestra silenciosa desnudez.
Los Angeles, 25 de junio de 2012
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3039 - No vengas a mi casa (III)
Ah, la paz de las cámaras neutrales, y sus íntimas, férvidas contiendas, de cabalgadas lúbricas, sin riendas, de místicos, eróticos rituales. Sólo el canto rural de los zorzales se asoma a la ventana, y hay leyendas flotando en el ambiente, como ofrendas a los dioses de sueños conyugales. Leyendas en las que ambos dependimos para dormir las noches que perdimos en alcobas de absurda soledad. Leyendas que para ambos resucitan semejantes deseos, que hoy se agitan, pero en mutua y voraz complicidad.
Los Angeles, 25 de junio de 2012
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3040 - Te ha poseído el mar
Te ha poseído el mar, en tal manera, que nunca fui capaz de poseerte. Absoluto su abrazo, si no fuerte, pues de ti en mansedumbre se apodera. Manos de espuma, aunque rugir de fiera por no lograr su acoso retenerte; sales del agua, y en la playa, al verte, su insistente oleaje se acelera. No sé si te rastrea o te persigue, mas no te alcanza, y su vaivén consigue borrar sólo unas huellas de tus pasos. Y en esto es que él y yo nos parecemos: Te ofreces, aceptamos, y te vemos coronándonos a ambos de fracasos.
Los Angeles, 25 de junio de 2012
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3041 - Infranqueable
Accesible y, a un tiempo, infranqueable. ¿A qué juegas, mujer? ¿Cómo es tu puerta? Si la ofreces de par en par abierta, por qué es tu sugerencia revocable? El tono de tu voz, sensual y afable, desde el balcón, hace vital la oferta; me acerco en júbilo, y me desconcierta tu cambio de actitud vituperable. ¿Alguien ha traspasado tus umbrales, profanado la alcoba y sus rituales, y ejercitas venganza en inocentes? Mujer fortificada en tu castillo, desbloquea hasta el último pestillo, y olvida tus polémicas pendientes.
Los Angeles, 25 de junio de 2012
Diseño: Carmen Álvarez
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