Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Quieres venir

Índice

Sonetos:
Libro en blanco No me doblego Sin montaje Bajo el árbol Quieres venir (I) Quieres venir (II) Quieres venir (III) Quieres venir (IV)
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Breverías

2671
Te olvidaría un día si lograra dejar de balbucir tu nombre en medio de mis sueños nocturnos, o templara mis impulsos de amante sin remedio. Mas no sé hacerlo, y esa es mi condena, vivir sin ti, pero también contigo, aherrojado a la ilógica cadena que aún me une a ti, mas sólo como amigo.

2672
Baila, mujer; y airosa balancea caderas, hombros, cabellera y brazos en torno de este amante que se inflama. El instinto que incitas clamorea por romper las amarras, y a zarpazos, si bien gentiles, deshará tu cama.

2673
¿Dónde estarás, la del primer contacto? ¿Por qué mundos de olvido me has perdido? Visito tantas veces aquel acto de doble ingenuidad, medio prohibido, sin técnica, ni súplica, ni pacto, primera campanada del sentido. Vuelvo la vista atrás, y es mi sonrisa fresco y suave aleteo de la brisa.

2674
Tanta prisa contigo, yo que intento prolongar cada instante luminoso. ¿Cómo puedo hacer todo cuanto siento con el tiempo a compás vertiginoso? Apenas llego a ti, y el reloj vuela, dardo ligero, potro desbocado. Ay, que apenas mi instinto se rebela, y ya debo partir de tu costado.

2675
Sigo en el anaquel de tu memoria, trofeo inútil, libro no leído, con tanto de que hablar. Viva voz, relatando vieja historia que, si no muerta ya, se te ha dormido, y ya no te interesa despertar.

Sonetos

2922 - Libro en blanco
En transparencia anduve, mi lenguaje revestido de luz, sin asechanza; oscilando entre espera y esperanza, mensajero era yo, también mensaje. Era ella adorno, embozo, maquillaje, que la mirada a traspasar no alcanza. Y se fue. Y aquí estoy, en añoranza de utópico vergel tras el ramaje. Camelias, rosas, nardos y claveles fueron revelación de los pinceles de alucinada mente, soñadora. Libro en blanco tras mágica portada, que yo escribí a mi gusto; y al fin, nada, fragancia que en el aire se evapora.
Los Angeles, 8 de marzo de 2012
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2923 - No me doblego
Me juzgo a veces derrotado, ciego, y no acierto a decir si mi objetivo desborda mi aptitud, siendo excesivo, o si en torno de mí circunnavego. Mas no ceso en mi afán, ni me doblego; para llegar a mí y sentirme vivo, preciso de un espíritu agresivo, mente elevada y corazón en fuego. Quien no intenta ascender, no se desploma; quien no se pone en pie, no llega a Roma; hay que irrumpir, de golpe o paso a paso. La derrota me incita y fortalece; venceré alguna vez; no prevalece quien se acurruca al borde del fracaso.
Los Angeles, 8 de marzo de 2012
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2924 - Sin montaje
La desnudez, revelador idioma que nada oculta en su primer mensaje, espontáneo y completo, sin montaje de artificio o ficción. Prístino aroma que la rosa exhaló, no de redoma fusionando en espurio mestizaje variedad de elementos. No hay lenguaje capaz, como él, de síntesis y axioma. Desnúdate, mujer, que yo, desnudo, dialogaré contigo y, aunque mudo, comprenderás cuanto decirte quiero. Sin especulación ni adivinanzas. Cuanto escuchas al ver, es lo que alcanzas; no sé hablar más frontal ni más sincero.
Los Angeles, 9 de marzo de 2012
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2925 - Bajo el árbol
La hierba es refrescante, y más espesa, a la sombra bucólica del tilo, y en este día tórrido, tranquilo, el recuerdo de tu éxodo regresa. Ah, la imagen de ti, que nunca cesa de volver, disiparse, y en sigilo reaparecer. Si a veces me adormilo, se disfraza de ráfaga y me besa. Me despierto al momento, sonriente, y al ver que sigues, como siempre, ausente, la perfección del día se erosiona. Sobre la hierba, bajo el árbol, sigo, donde otro tiempo reposé contigo, y esa estampa lejana me aprisiona.
Los Angeles, 9 de marzo de 2012
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2926 - Quieres venir (I)
Del fondo de la nada has irrumpido, anunciándote a mí, diestra emisaria de tus propios fervores, solitaria, y en ansias de lo ajeno y lo prohibido. Te describes en lecho de marido negligente o apático, en diaria deserción o conducta rutinaria, añorando embestidas y bramido. Tu sed vital te seca la garganta, la urgencia de la carne se agiganta, y no cumple sus fines la autoayuda. Quieres venir, y ¿cómo rechazarte? Ven, y estudiemos sobre el lecho el arte de estremecer a una mujer desnuda.
Los Angeles, 10 de marzo de 2012
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2927 - Quieres venir (II)
Más diestra es la palabra que la mano; no la excluye, sagaz la complementa. La palabra es andamio y herramienta para amante en funciones de artesano. Y artesano soy yo, que en ti me afano, menestral del amor, cuya alma hambrienta, frente a tantos proyectos, se impacienta, cada uno de ellos, si crucial, lejano. Se amplifica el deseo en la distancia, mas también agoniza, su fragancia disuelta al viento, en muerte prematura. Abre a mi voz la cuenca de tu oído, y otorga a la espiral de mi sentido acordonarse en torno a tu cintura.
Los Angeles, 11 de marzo de 2012
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2928 - Quieres venir (III)
Vendrás con un temblor en las rodillas, y te hablaré en susurro, en inferencia, en erupción, mas siempre en transparencia, tal vez enrojeciendo tus mejillas. Sonreirás al punto; en mis orillas la diablura acompaña a la inocencia, agua y fuego, jamás indiferencia, suavidad y fricción, quizá cosquillas. Y al breve margen del primer minuto, lo ambiguo, lo informal, lo disoluto, nuestro propio solaz habrán de ser. Vendrás, fervor que instiga y estremece, y un hombre encontrarás que audaz te ofrece los hondos subterráneos del placer.
Los Angeles, 11 de marzo de 2012
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2929 - Quieres venir (IV)
Me has dado fecha ya, y es tu venida víspera de verdad. Tanto retraso teñía el episodio de fracaso, fiera ansiedad, apenas contenida. Llegarás, torrencial, toda encendida, y arropándote en sábanas de raso, te embriagarás de mí, lúbrico vaso, brindis de amante junto a mí tendida. Y alborotada dejarás mi trama de ideas y sentidos, que en la cama sólo saben dormir sin tu presencia. Es muy lento, tan lento el calendario, que más bien que aliado es adversario, y lo deshojaría mi impaciencia.
Los Angeles, 12 de marzo de 2012
Diseño: Carmen Álvarez
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