Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Imperecedero

Índice

Sonetos:
Gatita Bek (I) Bek (II) Bek (III) Bek (IV) Bek (V) Bek (VI) Bek (VII)
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Breverías

2666
Por un rincón oscuro de la vida llegaste a mí, tu alforja de promesas reventando a la espalda, y desvalida mi alma te recibió. Y ahora regresas por la misma vereda, en despedida, fuego apagado, al aire las pavesas. No diré que he heredado de ti el frío, porque todo el calor es y fue mío.

2667
Mi voz te sigue hablando, de noche, entre las sábanas; de día, cercada por la turbia algarabía del gentío vulgar bufoneando. Te habla también, en leve ronroneo, envuelta en los vapores de la ducha. No sabría cesar su galanteo, aun sabiendo que nadie hay a la escucha.

2668
Flotando voy, no sé si en agua, o viento, o si en nube ligera; dejándome llevar, en aislamiento de cuanto asedia, impele o vocifera. No sé a dónde conduce este viaje, ni saberlo me importa. Sólo quiero olvidar el engranaje de esta vida, que ya no me conforta.

2669
En el silencio vivo, pero tengo el clarín de mis poemas, y me confieso con el mundo entero. Hice a cada lector hijo adoptivo, que al compartir mis temas, libera a mi callado prisionero.

2670
Llegan besos lejanos, de los que se desean en la boca, mas tal vez destinados a las manos. Sean, mujer, tus besos tan humanos, que más que tibia te apelliden loca.

Sonetos

2914 - Gatita
¿Dónde estabas, Señor, en el instante de su muerte violenta, inesperada, que no alzaste la mano en la calzada controlando los frenos o el volante? Esta gatita errática, ignorante de aceras y semáforos, cansada de buscar el regreso a su morada, ya es sólo triste realidad sangrante. Reventado su cuerpo, su alma al viento, yace, insepulta, sobre el pavimento, perdida, mas con alguien a la espera. Me detengo. Recojo el cuerpecito y, solemne y gentil, lo deposito sobre la gris alfombra de la acera..
Los Angeles, 4 de marzo de 2012
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2915 - Bek (I)
“Mi ‘golden retriever’, repentinamente muerto a los nueve años el 3 de marzo de 2012”
Fue todo corazón, fue compañero de largas horas, a mis pies tendido, aun bajo el sueño, alerta a cada ruido, y a nadie, humano o bestia, forastero. Me lo llevó la Muerte, en su velero súbito y negro, y el hogar, dormido, no fue consciente hasta que el estallido de la mañana iluminó el otero. Sereno, inmóvil, lo juzgué en su mundo de fantásticos juegos, vagabundo por fértiles, utópicas praderas. Le di su tiempo. Nunca lo despierto hasta que él me reclama, o cuando advierto que es hora de surgir de sus quimeras.
Los Angeles, 5 de marzo de 2012
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2916 - Bek (II)
Mas no habría esta vez efervescencia de saltos juveniles, ni premura de salir al jardín, y vi la dura, trágica realidad en transparencia. Me arrodillé a su lado. Mi elocuencia se limitó al silencio, a la ruptura de mis ojos en lágrimas. Qué oscura la mañana radiante en su presencia. Tan súbita evasión, sin despedirse; o tal vez fue opcional, porque el morirse tan de repente abrevia el sufrimiento. No quiso prolongarme la agonía de observar su descenso, día a día, a la sombra, en dolor y abatimiento.
Los Angeles, 5 de marzo de 2012
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2917 - Bek (III)
A paso de alazán, de legionario, como si ágil rival nos persiguiera, avanzada la noche, en la frontera del sueño y la aventura, itinerario, si inalterable, nunca rutinario, ambos al mismo ritmo, por la acera de las calles desiertas. Qué manera de forjar alianzas a diario. Bek, vinculado a mí por el sendero, era incontrovertible compañero sin quien no se concibe la salida. Y en mutuas, mágicas revelaciones, redescubrimos múltiples razones para estar satisfechos de la vida.
Los Angeles, 5 de marzo de 2012
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2918 - Bek (IV)
He vuelto a caminar, mi fiel amigo, aunque sin ti. Tu sombra me acompaña. Mas el vacío, al fondo de mi entraña, es soledad que va también conmigo. ¿Marco yo el paso, o soy yo quien te sigo? Siempre fuimos al par, con esa extraña, sorprendente cadencia, que ahora engaña, pues no sé si me incitas o te instigo. Te percibo a mi flanco, tal que nunca te hubieras ausentado, y no se trunca nuestro ritmo de ayer por donde voy. Compañero de marchas, aún me asiste tu invisible presencia, y como fuiste estos últimos años, eres hoy.
Los Angeles, 6 de marzo de 2012
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2919 - Bek (V)
Corre, juega en los campos celestiales que reservara Dios a los que han sido fieles amigos y han comprometido sus vidas y entusiasmo a los mortales. Ni enemigos tuviste, ni rivales; tú, Francisco de Asís, reaparecido bajo dorada piel, cuyo ladrido fue de hermandad a gentes y animales. Únete al grupo que habitó esta casa, y que te precedió. Sólo fracasa quien en la vida no ama a los demás. Corre, juega, en la mágica pradera de esa zona de eterna primavera. Diré tu nombre, y tú lo escucharás.
Los Angeles, 6 de marzo de 2012
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2920 - Bek (VI)
Llegan noticias de ella, mi colega, dejándome su vida indiferente. Quizá tenga un amante, o se lo invente; tal vez ardides de añoranza juega. Me da igual si alardea, finge o ruega; su regreso esperé, fiel e inocente, mas no ya; que el amor, amigo ausente, ni siquiera la muerte lo doblega. De ti aprendí dedicación y apego, únicos leños en que el ágil fuego del querer se alimenta y permanece. Ahora, sin ti, parecen más vacías las antiguas palabras, suyas, mías, pues tu actitud ni es humo ni envejece.
Los Angeles, 7 de marzo de 2012
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2921 - Bek (VII)
Te converso en voz baja en mis andares, en soledad de ti, sin ser oído de extraños transeúntes. No hay gemido bordando mis palabras, ni hay cantares. Es sólo intimidad; las familiares frases de siempre, de las que han huido tonos declamatorios y el sonido de exaltación que rige en los hogares. He comenzado, amigo, a referirte mis cuitas e intenciones, y a reunirte de nuevo, por la fe, con tu patrón. Pues aunque te hayas ido, sobrevives a mi lado y en mí. Ven, no te prives de prorrogar tu vida en mi adopción.
Los Angeles, 7 de marzo de 2012
Diseño: Carmen Álvarez
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