Breverías
2401
¿Es gris el mundo o son mis ojos grises?
¿Estoy llorando o llueve en torno mío?
¿En qué zonas del alma, en qué países
podré ver cada cosa en su atavío?
¿Por qué insiste la mente
en disfrazar el mundo a su manera?
Dadme el cristal pulido, transparente,
que me deje ver dentro lo que hay fuera,
sin cubrirlo de apócrifos colores
sean de exaltación o de temores.
2402
¿Se me acortan los días? No, se acortan.
Despiden al otoño agonizante,
y nos arrancan horas, o transportan
la luz a otro crepúsculo distante.
El invierno es sombrío, lluvia y viento
lidiando en la tiniebla, en cada hora
que debiera ser mía, y yo sediento
de la luz desertora.
Tal vez se van mis días contrayendo,
siendo un otoño que se va muriendo.
2403
Hay un aire de fuga en cada día
que el presagio de un lúcido mañana
nos compele a olvidar.
Se dilapida el hoy, y su energía
se evapora en anémica desgana,
y al nuevo día, vuelta a claudicar.
2404
Releo mis palabras, y parece
que cuanto he escrito años atrás, me anega
en foso de palabras sin sentido.
Y vuelvo a su lectura y me enardece
su arsenal de conceptos, que despliega
los enredos del drama que he vivido.
Me veo a veces como fuera antaño;
y a veces en mi espejo hay un extraño.
2405
Cuántas preguntas en la noche nacen,
acosándonos, lobos en manada,
y no hallamos, o no nos satisfacen,
fácil razón o réplica adecuada.
Más sincera es la noche averiguando
que somos respondiendo.
Ah, el terror de abordar el contrabando
que en nuestro fondo oscuro está crujiendo.
Sonetos
2533 - Desde lejos
Me cercaban sus brazos de aire y luna
desde su zona de cristal distante;
era una fuerza blanda y apremiante,
como sollozo al fondo de la cuna.
A diez países de distancia, y a una
visión de cercanía, fabricante
de sueños de ansiedad, y visitante
que aun siendo inesperado, no importuna.
Casi tangible al tiempo que imprecisa,
perfil de ingravidez, como la brisa,
no por inmaterial menos patente.
Me llegaba de lejos, se acoplaba
silenciosa a mi cuerpo, y derramaba
sobre mí su fervor, irreverente.
Los Angeles, 21 de diciembre de 2010
2534 - Abulia
Esta noche es silencio, está vacía;
nadie a su puerta llamará, ni espera
rumor de voces, pasos en la acera,
o arrullo de lejana melodía.
Esta es la noche que ha perdido el día
y el hambre de vivir a su manera,
disfrazando su músculo, pantera
que renuncia al asalto en cobardía.
Apagadas las luces, las persianas
abatidas a golpes, qué lejanas
quedan las glorias del ayer inquieto.
Ayer, cuando la vida era despliegue
de sed y actividad, y es hoy repliegue,
a vergonzosa laxitud sujeto.
Los Angeles, 21 de diciembre de 2010
2535 - Doctora
Como péndulo al cuello suspendido,
y entre ambos senos en vaivén ligero,
era su estetoscopio mensajero
para auscultar el corazón herido.
Cada tictac dictábale al oído
su signo telegráfico, venero
de sangre y músculos, en rutinero
trajín bajo la piel, flujo y latido.
Y era también revelación de arcanas
intimidades, largas caravanas
de dónde, cuándo y en qué acción estuve.
Escuchaba, celosa y encendida,
mas atajando el riesgo de su herida,
con un beso en los labios la contuve.
Los Angeles, 22 de diciembre de 2010
2536 - Espejo
Me asomo a la epidermis del espejo.
Sé que me ve. Saludo y no contesta.
Es un pozo vacío. Su respuesta,
siempre puntual, carece de reflejo.
No soy hombre exigente, ni complejo,
sólo aspiro a equilibrio. Me molesta
dar, siempre dar, sin que la parte opuesta
sepa decir adiós cuando me alejo.
Y este cristal hoy se me ha vuelto mudo.
Siendo hasta ayer retrato, es ahora escudo,
celándose de mí, sin dar la cara.
Restaré trascendencia a este incidente.
Tal vez soy invisible, y él se siente
del mismo modo, y nada nos separa.
Los Angeles, 22 de diciembre de 2010
2537 - Es de noche en mis besos
Es de noche en mis besos, noche ciega.
Ya no sé a quién los doy, ni si son dados.
Como mis ojos, a la luz cerrados,
el tacto de mis labios se repliega.
Ni objeta el alma ni la piel se niega,
ni me ata la tiniebla en sus candados,
todos de mis sentidos aliados,
por donde libre la avidez navega.
Se ha deslizado la tiniebla helada
sobre mi circunstancia invertebrada,
y oscuros son los sueños de mi mente.
Si tú vinieras con la aurora al hombro
cuando pletórico de amor te nombro,
se encenderían nuevos de repente.
Los Angeles, 22 de diciembre de 2010
2538 - Privilegios
No sofoques la música que late
dentro de mí; conjúrala y aviva
su círculo de acción; que si cautiva
sabe vibrar, en su éxodo arrebate.
No amortigües la llama del debate
que de mis labios brota, o la furtiva
ascua de fuego de mi sed lasciva;
que la una incite y la otra se dilate.
Guíe tu acción la libertad que exijo
para mí, y que tu propio regocijo
se trence con el mío, unificados.
Y encaje tu alma dentro de la mía
al par de nuestra mutua anatomía,
fuero de posesión, no de invitados.
Los Angeles, 22 de diciembre de 2010
2539 - Me vierto sobre ti
Me vierto sobre ti, lluvia de rosas
descolgada en tu piel, flor de humedades
que se me abre por cuantas oquedades
conducen a tus fibras más fogosas.
Y exploro zonas, descubriendo cosas,
ritos, propósitos, intimidades,
huérfanos de rubor, de ambigüedades,
cuando me instigas, o cuando reposas.
Te inundo, me aniquilas, te poseo,
y no sabré decir si este jadeo
representa conquista o rendición.
Relampaguea en mí, tañen campanas,
y revientan mis puertas y ventanas;
soy para ti volcán en erupción.
Los Angeles, 23 de diciembre de 2010
2540 - Ex amante
Te agradezco la flor de la tristeza
que anclaste en mi solapa. Cada día,
en su orfandad, mas de rencor vacía,
fluctúa entre nostalgia y gentileza.
Su candor, su silencio, su belleza,
rasgos son que a menudo la alegría
pierde por los caminos en su orgía
de canto y danza, miel y ligereza.
La vida es más auténtica, y compruebo
que sólo a ti, ex amante, te lo debo,
por impartirme tersa claridad.
Hoy miro el mundo con mis propios ojos,
con más serenidad, libre de enojos,
sin abdicar mi propia identidad.
Los Angeles, 23 de diciembre de 2010