Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Voces calladas

Índice

Sonetos:
Y te dirás Invitada A oscuras Amante en orfandad Efímero el recuerdo Ánforas vacías Cazador y presa Nombres
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Breverías

2121
Mi voz perdió tu nombre, y ahora canta otro más entrañable, más sonoro, que penetra mi piel por cada poro, y en mí su propia identidad implanta. También escucho de su voz el mío, que tu voz silenciara. Me confiere mayor efervescencia, y se me adhiere más hondo al alma, y otra vez sonrío.

2122
Escucho el pulso de tus pensamientos al fondo más umbroso de mi mente, donde el silencio es casi griterío. Diferencio alborozos de lamentos, mas los acepto todos, afluente que deviene al final mi propio río.

2123
Vienes polifacética a mi sueño, múltiples rostros, muslos, senos, brazos, sobre mí desbordada, exuberante. De todo me haces indudable dueño. Y al despertar, exhausto, no hay más trazos de las demás, liberadora amante.

2124
Siempre a mi propio lado permanezco, me guardo compañía, me dialogo, y, aun sabiendo mentir, ya no me engaño. Lo hice un tiempo que ni amo ni aborrezco, y me lo hicieron. Hoy me desahogo con este hombre feliz al que acompaño.

2125
Quiero apresar inciertas mariposas, y el inicial rayo de luz del día, la fragante sonrisa de las rosas, el último eco de la sinfonía, pero más que la opción de tantas cosas, cada alarido de tu anatomía, tan falto de control, tan contundente, como si nada fuera suficiente.

Sonetos

2162 - Y te dirás
Y te preguntarás: “¿Me echa de menos? ¿Son eternas sus noches, soledosas? ¿O fui una más quizá entre las esposas que le abren muslos y le ofrecen senos? Se me escarchan las sábanas, terrenos ayer de zona tórrida, de rosas desfloradas en manos temblorosas a nivel de relámpagos y truenos.” Y te dirás: “Tal vez si le escribiera, si le hiciera saber que persevera dentro de mí el rescoldo de aquel fuego”. Y ¿qué podría mi alma responderte? ¿Que fuiste vida? ¿Que me diste muerte? No sé resucitarme al mismo juego.
Los Angeles, 8 de agosto de 2009
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2163 - Invitada
Oprimía sus formas, alfarero modelador de barro complaciente, y otorgaba perfil de adolescente a su honda madurez en hervidero. Se me tornaba en joven limonero con el fruto en sazón, tan aquiescente, toda oferta hacia mí, pero exigente para calmar la sed en mi venero. Y bebió hasta saciarse. No sabía dónde acababa el dar, ni qué cuantía de su reclamación era adecuada. No impuse límites a su arrebato de piel devoradora; yo era el plato y a la vez el manjar. Ah, qué invitada.
Los Angeles, 9 de agosto de 2009
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2164 - A oscuras
Cansado ya de caminar a oscuras, de incidir en la sombra que no abraza, de escuchar el silencio que amordaza, grito sin alma, viento en ataduras; cansado ya de lazos y rupturas en tenaz sucesión, se me adelgaza la avidez de vivir; y no hay coraza que me proteja en tales coyunturas. El día se brindaba más sombrío que la noche más densa, y el hastío caminaba del brazo del cinismo. Y así inicié mi derrotero, huyendo de cuanto había sido, y hoy comprendo que no puedo escaparme de mí mismo.
Los Angeles, 9 de agosto de 2009
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2165 - Amante en orfandad
Cómo reincide la figura aciaga que desangró tu vida; se presenta cargada de miserias, y se ausenta; viene y huye, se acerca y se rezaga; y hurga en tu mente su punzante daga, recrudeciendo heridas, tan sangrienta, despedazando olvidos, tan violenta, y ni sombra se va, ni luz se apaga. No superas tu ayer ni lo erradicas, amante en orfandad, que no edificas con sillares de amnesia tus castillos. ¿Vuelve a tu mente, y qué? No le confieras más atención que al polvo de las eras, al tren fugaz, o al canto de los grillos.
Los Angeles, 10 de agosto de 2009
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2166 - Efímero el recuerdo
En desintegración cada vivencia que tiempo atrás la intimidad gestara, el presente es el arma que dispara al corazón de ayer en somnolencia. Triste caducidad, sin advertencia; proceso disolvente que separa los elementos que el amor soldara, y dispersa en razón de negligencia. El acervo de fe, de aprendizaje, de experiencias, que forma el andamiaje desde el que estructuramos nuestra vida, se va transfigurando lentamente en un pasado enfermo, que el presente castra, consume, y al final olvida.
Los Angeles, 11 de agosto de 2009
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2167 - Ánforas vacías
Devoré tus palabras, tan genuinas como la rosa que en el huerto brota; pero hoy cansan, me saben a derrota, tu voz amordazada entre cortinas. Ya no miras de frente, recriminas; llevas prisa y altura de gaviota, desvinculada, ambigua, tan remota que ya no logras observar, marginas. Has olvidado la canción del tacto, su armonía callada, el hondo impacto de reciprocidad de piel a piel. ¿Qué conservamos de los viejos días? Sombras, siluetas, ánforas vacías, y una esperanza de aire o de papel.
Los Angeles, 11 de agosto de 2009
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2168 - Cazador y presa
Llegas con el más amplio acercamiento que mi querencia ambicionar pudiera; no te esperaba, aunque sin duda espera quien se abrasa de sed, quien vive hambriento. Sin agua he perdurado, sin sustento, infructuosa caza de mi fiera que aunque sabe hostigar, no se apodera de la gacela, intento tras intento. Y llegas tú, magnificente presa, que alterando estrategias, se confiesa, contra todo presagio, cazadora. Ni arco ni flechas, a desnudo abrazo; me somete invisible tu zarpazo, tu piel me quema, tu alma me devora.
Los Angeles, 11 de agosto de 2009
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2169 - Nombres
El nombre que otorgara a cada lecho que se me abrió, se borra y enmudece, eco remoto, emblema que adolece de significación, tierra en barbecho. Mas ni añorante quedo ni maltrecho; cada cosa a su tiempo; si amanece, me embriaga el nuevo día, y me enardece la noche con sus ojos al acecho. Hoy eres tú quien sobre mí derrama voraz efervescencia, y esta cama en bronce llevará tu nombre impreso, que no lo borre el tiempo ni lo acalle. Voz ha de ser que en mi interior estalle, temblor que me estremezca cada hueso.
Los Angeles, 12 de agosto de 2009
Diseño: Carmen Álvarez
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