Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Presagios

Índice

Sonetos:
Rómpase ya el silencio Universal abrazo Ineficaz presagio Táctiles ojos Voy a perderme en ti
Poemas:
Rescoldo en las cenizas Antes de conocerte Me violan tus palabras
seperador

Breverías

2116
Te ha obsequiado con flores, y una nota, pero no ha regresado, y tú le esperas. Tal vez llame mañana, voz remota como su propio espíritu. Pudieras percibir ya el hedor de la derrota, pero sigues absorta en tus quimeras. Y avanza el calendario, hasta que un día despertarás tan sola, tan vacía.

2117
Desde el centro del beso que me has dado, donde me nacen alas, alzo el vuelo para mirarte en amplia perspectiva. Veo, absorto, tu entorno despoblado, islote para mí, y en tu subsuelo, robusta y fértil, mi raíz cautiva.

2118
Me envuelve tu palabra, es un abrazo sutil, etéreo, vinculando el coro de tactos saltarines al chispazo saltando en el cerebro, seda y oro. Te escucho, y me estremecen los temblores de esta piel que es tan tuya como mía; tu palabra, redoble de tambores desde la mente al sexo, cada día.

2119
Esta idea de ti, que me ayudaste a forjar paso a paso, revestida de acero frente a giros de la vida, sufriendo está de agónico desgaste. Como niño perdido, vacilante, buscando una señal en cada esquina, camina a trompicones, y se obstina en ciega terquedad itinerante. Ya no ve que, si hay ruta, no hay destino, pero prosigue errático el camino.

2120
Percibí el beso al fondo de su aliento antes de que sus labios lo sellaran; fue como si mis ojos taladraran la zona oscura de su pensamiento. Mucho más fácil. Como si el pinar, (calma de agosto, imperceptible brisa) me hubiera revelado la precisa forma y momento en que me lo iba a dar.

Sonetos

2157 - Rómpase ya el silencio
Has llegado con ritmo de mañanas estallando de luz, y estoy perdido, no sé si entre las ruinas de un olvido, o en páramo de pálidas desganas. Pero abriré cancelas y ventanas, de par en par la puerta, su crujido, más que a protesta sonará a tañido de hospitalarias, súbitas campanas. Son horas ya de claridad y brisa, y esta opción que la suerte me improvisa no ha de quedar desatendida o ciega. Rómpase ya el silencio, haya bullicio de aves y fuentes, y en cada edificio floten banderas por tu amor que llega.
Los Angeles, 1 de agosto de 2009
seperador
2158 - Universal abrazo
Se me alargan los brazos, y despliegan progresiva, incesante curvatura, titánica tenaza en envoltura de todo un mundo al que en fervor se entregan. Nadie se queda fuera; todos llegan a gozar de su espacio en mi herradura de sangre y fuego, júbilo y ternura, mientras en vidas tan dispares bregan. Hermano soy de todos, me comparto con el débil y el fuerte; no me aparto del exiguo, el burlado o el mendigo. Se me ensanchan los brazos, sin fronteras, como una inmensa red de carreteras, y no reputo a nadie mi enemigo.
Los Angeles, 1 de agosto de 2009
seperador
2159 - Ineficaz presagio
Suspendida en la voz de la memoria, como bulbosa lámpara apagada, estás, pero no estás, encrucijada de lo que fue y ya no es, sombra de gloria. A los días ornados de victoria, de palabra frontal, galvanizada, sucedió la hora gris, desalentada, de ancho silencio o lengua vejatoria. Aun en excelsitud, vértice o cima puede observarse a nuestros pies la sima hacia donde el despeño es contingencia. Tal vez el alma ve, pero no llega a calibrar el fin, o se lo niega, ya por ingenuidad o negligencia.
Los Angeles, 2 de agosto de 2009
seperador
2160 - Táctiles ojos
Directamente me mirabas, tanto que adiviné tu mano en tu retina; acariciabas sin tocar, cortina de tacto y luz, o arrebozado manto. Revestido de ti, del blando encanto de un retozo invisible que combina la intangibilidad de la neblina con la viscosidad. No sabes cuánto llegó a amarte mi vista; me mirabas, me recubrías y me desnudabas, tus ojos, brazos ya, vínculo mudo. Y yo era grito silencioso, acceso amplio, asequible, ya sin retroceso, viendo desnuda a quien me vio desnudo.
Los Angeles, 3 de agosto de 2009
seperador
2161 - Voy a perderme en ti
Voy a perderme en ti. Vengo de lejos, tierras anónimas, de encrucijadas, tantas veces por otros exploradas; más que de realidades, de reflejos. No quiero ver efímeros espejos, sin autenticidad, ni amplias fachadas de interiores minúsculos, ni almohadas albergadoras de recuerdos viejos. Quiero perderme en ti por los sentidos, en voluptuosidad, juegos prohibidos, a ritmo de dislate y paradoja, pero también de espíritu y cerebro; yo el ángel del clavel y del requiebro, y el animal que sobre ti se arroja.
Los Angeles, 4 de agosto de 2009

Poemas

Rescoldo en las cenizas
Nos vamos consumiendo. Se nos cortan opciones que añorábamos, respuestas que nunca recibiéramos, deseos aún no cuajados en la piel despierta. Se nos derrumba el alma entre las manos, incapaces de aunar la fortaleza que su mantenimiento reivindica, o apuntalar la fe que la sostenga. Y se nos van los años, paso a paso, cerrando tantas puertas, atenuando el vigor, no los anhelos, porque la piel y el corazón aún queman; y camuflando juventud rebelde tras cortinaje de delicadeza. Porque sólo envejece quien no sabe vivir audaz, o tiene el alma ciega. Sí, nos desmoronamos, y tal vez nos invade la tiniebla, y el entorno, que fuera bosque y plaza, deviene isla desierta. Y nuestro potencial, esa energía tan fecunda en los surcos de las venas, el empeño de amar, nunca tan hondo, nunca tan alto, nunca con tal fuerza, cae sobre tierra estéril, o produce raquítica cosecha. Y nos vamos muriendo poco a poco, al interior, más que en la periferia, sin madurar los frutos, sin germinar las rosas que pudieran. Y alguien pierde lo mismo que perdemos, y nunca lo sabrá, no a ciencia cierta. Lo sabemos nosotros, pero ¿de qué nos sirve? Nos lo lleva en inflexible progresión el tiempo, y la esperanza azul se desintegra. Seguimos siendo jóvenes, rescoldo en las cenizas, turbulencia bajo la mar en calma, pero nadie se acerca a verlo, nadie nos encuentra.
Los Angeles, 4 de agosto de 2009
seperador
Antes de conocerte
Antes de conocerte, era presencia cada noche en tu lecho; tú, voraz como llamas en el bosque, rumorosa, envolvente como el viento. Antes de tú saberlo, lo sabías, pero te lo negabas; yo durmiendo al borde de tu piel, pero tus manos restringidas al marco de tu cuerpo. Entre tus propias sábanas, gemías. Tanto calor, tanto sudor, el techo transformado, a la luz de tus arranques, en Capilla Sixtina de ágil sexo. Yo te miraba, sin lograr tocarte, tan a tu lado, y a la vez tan lejos. Coberturas al aire, tu desnudo, lúbrico, dionisíaco, geométrico, era la máquina sensual que vibra, y se estremece al arrancar; tus dedos la bisectriz canalizada al vértice de los muslos abiertos. Y yo, mirando, sin lograr tocarte, tan a tu lado, y a la vez tan lejos. Antes de conocerte, eras presencia cada noche en mi lecho. Tú, inmóvil, a mi vera, y yo en efervescencia. Mi aposento también a media luz, tibia, poblando de eróticos perfiles el espejo. Ah, si hubieras traído tu equipaje integral de carne y hueso. En tu forma incorpórea no conseguí adentrarme; sobre el pecho llevabas senos de aire, y era tu vientre triángulo de sueño. Y ni tu mano acompañó a la mía, ni percibí tu aliento. Tú me mirabas, sin lograr tocarme, tan a mi lado y a la vez tan lejos. Ah, pero hoy he llegado a conocerte, y ambas formas acoplan movimientos.
Los Angeles, 4 de agosto de 2009
seperador
Me violan tus palabras
Me violan tus palabras. Me seducen, rozándome el oído, audaces dedos que embistieran mis senos, o torpedos que por cada hendidura se introducen Hablas como quien toca. Al escucharte, tal vez quisiera no entender, bloqueo la luz de la razón, mas titubeo, y atiendo a cuanto tu palabra imparte. Y te adentras aún más, y yo no quiero; me hizo daño el amor, y ahora resisto; y claudico, y rechazo, y me desvisto; quisiera ensordecer, y desespero. Y siguen tus palabras martillando, sonoras manos que mi cuerpo agitan; y se fuerzan en mí, me incapacitan, y sin mi aceptación me vas amando.
Los Angeles, 4 de agosto de 2009
Diseño: Carmen Álvarez
Poemas © Francisco Álvarez Hidalgo, Familia Álvarez, 1997-2014. Todos derechos reservados.