Poemas de amor, de soledad, de esperanza
de
Francisco Álvarez Hidalgo
Selección de los lectores
Edición N°16 - septiembre 2015
Federico Faruffini - La lectora (1864)
Federico Faruffini - La lectora (1864)

Índice

Sonetos:
Imagen Impulso Garbo Encuentro Entrada Entrega
Poemas:
Diferente y lo mismo Esta noche Era sonrisa el mar

Breverías

3011
Escribe solamente si desnudas las raíces del alma, ya solloces, te desangres, o mueras en tu escrito. La sociedad quiere algo más que dudas; busca desgracias, cuanto más atroces, mayor es su apetito.
Los Angeles, agosto de 2013

3111
Bella es ya, de por sí, la primavera, por el color que aflora, y los rumores de la brisa, y el canto del zorzal. Pero es más bella aún porque atempera el monótono invierno y sus rigores, por transformar el cierzo en festival.
Los Angeles, noviembre de 2013

3112
Escribir es hablar desde el silencio que arropa el alma en su íntima riqueza. Describir es tarea de artesano. Te imparto lo que soy, te lo evidencio, ya que tú no lo ves. La otra belleza se puede vislumbrar; nace en la mano.
Los Angeles, noviembre de 2013

Sonetos

3379 - Imagen
Ni poseo el poder, ni lo quisiera, de crearte a mi imagen; quien se hilvana una réplica exacta, se engalana con otro yo de inútil compañera. ¿Qué intercambio de ideas se pudiera gestar en tal pareja? ¿Quién se afana por escuchar preludio que desgrana nota invariable, y no se desespera? Autónoma te quiero, independiente, mas encajando en cada impar saliente, y en cada entrante, de mi propia hechura; con razón que difiere, mas no afrenta, a quien la discusión no desalienta, y análoga en delirio a mi locura.
Los Angeles, 12 de agosto de 2013
3382 - Impulso
Irreflexiva instigación, surgida sin conocerse origen ni motivo, mas sí el punto de mira, el objetivo, hacia el que nos impele enfebrecida. Es la parte imprevista de la vida que imprime su sabor en lo afectivo, y cuanto más fortuito y agresivo, tanto más a su término convida. Yace el impulso en mí, mas se agiganta yendo en marcha hacia ti, cuando levanta tu mano el velo de la tentación. Ah, si tu suavidad de terciopelo te indujera a un avance paralelo, disparada en mi propia dirección.
Los Angeles, 13 de agosto de 2013
3418 - Garbo
Eres hermosa, pero no haces ruido, piano ornamental que nadie toca; romántico tenor en cuya boca arias y barcarolas se han dormido. La belleza es el trío definido por forma, garbo y mente, y se equivoca quien al molde se aferra, pues trastoca la estructura integral por el tejido. La hermosura requiere movimiento de donaire gentil, como si el viento acunara la imagen al andar. Mas la gracia elegante de la mente, su garbo de concepto transparente, saber moverse, parecer y hablar.
Los Angeles, 8 de septiembre de 2013
3427 - Encuentro
Salí en tu búsqueda, perseverante por cien caminos y de mil maneras. No te hallé en la ciudad; calles y aceras cauces de multitud irrelevante. Ni te localicé en el arrogante recinto señorial de las afueras. Te encontré en la campiña, en las hileras de álamos junto al río susurrante; en la magnolia, el nardo, la azalea, en la mansa paloma que zurea, y el canto eufórico del colibrí. Te ubiqué en la belleza de la rosa, y en la frivolidad voluptuosa con que acaricias, porque estás en mí.
Los Angeles, 11 de septiembre de 2013
3432 - Entrada
Abre, mujer, la puerta a este mendigo que arrastra hambre de amor por los senderos. He sufrido fracasos, desafueros, desmán de extraño, deserción de amigo. Y, pese a tanta adversidad, prosigo tenaz mi itinerario, por calveros, poblados, páramos, desfiladeros, que llevo el mundo, al parecer, conmigo. Mas no es el mundo lo que busco; es algo que valga, más o menos, lo que valgo, y se me ofrezca como yo me entrego. Abre, mujer, la puerta, que no hay nada mejor, ni más extática posada, que al fondo de un abrazo, junto al fuego.
Los Angeles, 12 de septiembre de 2013
3433 - Entrega
En la absoluta entrega de mi abrazo, y en el férvido abrazo de tu entrega, renace el alma, sorda, muda y ciega al viejo ayer, cerrado de un portazo. En ti sola me abismo y me solazo, punto final a que mi amor hoy llega. Ah, mi amante, mi dama, mi colega, mi bacanal, mi honor, mi espaldarazo. Esta ofrenda de mí se compagina con la que de ti parte, y me ilumina, me completa, me embriaga, me seduce. Es el momento en que el amor devora, en que mi alma a la tuya se incorpora, y en que un cuerpo en el otro se introduce.
Los Angeles, 13 de septiembre de 2013

Poemas

Diferente y lo mismo
Llegaste. Y eras lluvia mansa, fugaz sobre el sendero limpio, que apenas deja huella tras su paso dormido. Parecías flotante sobre tus pies con alas de suspiro. No llamaste a la puerta, te adentraste, sin más, como los niños, que hacen su propio hogar de cada casa, sin requerir permiso. Sólo hablabas sonrisas, y eras toda de luz, y de latidos. Llamaba el sol de mayo a la ventana, pidiendo entrar también, mas los visillos mantenían la guardia, insobornables. Todo tan en silencio, tan furtivo. Sin intercambio de sedosos términos, superfluos en tal hora, comprendimos, sin más, cada mensaje inexpresado pulsando al fondo de cada uno mismo. De libro abierto para mí, accesible, te habías definido; y pasé cada página, leyéndote, de la emotividad hasta el instinto. Diez ojos en las puntas de mis dedos rastrearon tu piel, susurro y grito, y aprendí tanto nuevo de tu vida que juzgué nunca haberte conocido. Mas tal es la sorpresa inevitable de releer una vez más el libro; se descubren facetas, o matices, subyacentes a anécdotas y estilo. Nadie es inalterable, o permanente, en su propio carácter; subsistimos porque evolucionamos; no somos hoy los que hemos ayer sido. Ayer, tú, tan hermosa; hoy, tan hermosa tú, mas no lo mismo. Te redescubro nueva cada día, y nueva eres, en parte, en lo más íntimo. Oh, maravilla de saberte inédita cada vez que te miro. Ven, mujer, preexistente y novedosa, virgen y experta, acuéstate conmigo, que también, como tú, soy diferente de ayer, de siempre, pero no distinto.
Los Angeles, 20 de agosto de 2012
Esta noche
Me gustas por tu cuerpo en abandono, por tu mente de lógicos rumores, por la fe de tus sueños, por tu interioridad que me habla a voces. Van vestidos tus ojos de alegría, pero saben del llanto a medianoche, cuando la soledad, sobre tu lecho, los manipula insomnes. No es hoy el caso. Tu desnudo es llama que dispersa las sombras, y me acoge con la hospitalidad y el alborozo que las normas eróticas disponen. Esta noche el invierno duerme fuera, a la luz de los pálidos faroles de la calle desierta, y al cobijo de olmos, pinos y encinas en el monte. A la alcoba entrará la primavera, impregnando de aromas y colores el lecho en que yacemos, e ignoraremos dónde se hallan las rosas, nardos y jazmines que perfuman de abril nuestros amores. Mas olvida fragancia y colorido, y este absurdo viraje de estaciones. Ese es un mundo accidental, opaco, y entre nosotros hay mejor enfoque. Tú y yo en navegación de oscuros mares, sin importarnos ni saber su norte; tú y yo cruzando insólitas praderas, en mágicos galopes; tú y yo en descendimiento o escalada, absorción o inserción, fibra o temblores. Recreamos un mundo, todo nuestro, libre de calendarios y relojes, y dormirás, más tarde, a mi costado, susurrando mi nombre.
Los Angeles, 21 de agosto de 2012
Era sonrisa el mar
Era sonrisa el mar, y era promesa, mas no lo vieron tal los navegantes al momento crucial de su periplo. Flotaban en sus aguas funerales: Roncas voces de viejos marineros que no recuperaron sus hogares; mascarones de proa; vestigios de trirremes imperiales; velas de galeones, carabelas, y las sombras de tantos personajes con vocación de eternidad, cayendo a la espada, la pólvora, el alfanje; y alas blancas, ya negras, desgarradas de las espaldas de legiones de ángeles que al alzar su soberbia en rebeldía, cayeron con Luzbel, y se reparten las regiones sin luz del inframundo… Voraz el mar, de fauces insaciables. Pero seguimos yendo, nos fascina su espumosa sonrisa innumerable lamiéndonos los pies, o los bravos embates de galán seductor contra el rompiente, o su falsa humildad al retirarse. Cada ola es una tumba, y no lo vemos; simplemente, escuchamos sus cantares, sirena persuasiva, que nos tienta con la felicidad a nuestro alcance. Cementerio de víctimas incautas, a la vez que de látigos culpables. ¿Seremos la excepción? ¿Lo abrazaremos una vez más, y otra después, amante cubriendo diestramente su pasado? Ay, que siento agolparse tantos siglos de historia con la queja de que su afán ha sido irrelevante. Nos resulta tan bello… ¿quién resiste su encanto? Que hable, que hable, aunque nos mienta, y aunque nos traicione; aunque al final nos mate.
Los Angeles, 22 de agosto de 2012
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