Breverías
     
      
      
      
      
      2681
      Fui loco en juventud, aunque no tanto
como lo hubiera mi intención querido. 
Supe de risas, de ansiedad, de llanto, 
a veces vencedor, otras vencido. 
Malgasté muchos días, y ocasiones
que hoy quisiera tener, y que no tengo.
Mas en los mismos sueños e ilusiones 
que entonces tuve, intacto me mantengo.
      
      
      
      
      
      2682
      Tenemos fe, creemos, mas no basta.
La fe es inmóvil, torre en la llanura
desde la que observamos el paisaje. 
La voluntad es ágil, entusiasta,
alazán al galope, la aventura.
No es la huella en el barro, es el viaje.
      
      
      
      
      
      2683
      Si has de matar una ilusión, avanza
de frente a tu objetivo, brazo en alto,
enarbolando el fuste de la lanza;
nunca la daga oculta, en sobresalto.
      
      
      
      
      
      2684
      Dormir es el ensayo de la muerte
a que nos entrenamos cada día.
Mas no aprendemos nada.
Y morir es el sueño que convierte
nuestro ensayo en función, sala vacía,
cada línea olvidada.
      
      
      
      
      
      2685
      Mantén siempre los pies sobre la tierra,
y ni aceptes ni adoptes pedestales. 
Quien hoy te alza, mañana te destierra,
y quien su podio escoge, y a él se aferra,
ha de hallar carcajadas o puñales.
      
      
      
      
    Sonetos
     
      
      
      
      
      2938 - Noches y días
      Noches hay que trascienden la derrota,
y el sueño lleva el sello del vencido,
tránsfuga entre las sombras, malherido,
mas su captura, si vital, remota.
Días de cegadora luz que explota
sobre nuestras miserias, estallido
que, aunque nos ponga en pie, no habrá infundido 
en dosis de entusiasmo, ni una gota.
Noches y días resbalando oscuros
sobre el alma, encerrada entre los muros
de la abyecta prisión que ella se ha alzado.
No tenemos excusas, desistiendo
de nuestras aptitudes, y evadiendo
cada opción que la vida nos ha dado.
      Los Angeles, 20 de marzo de 2012
      
      
      
      
     
       
      
     
      
      
      
      
      2939 - Mis versos
      Ven a mí. Cada inédita escritura
de mi ayer, quiere ver la luz del día.
Hablan de mi ansiedad, de tu apatía,
de una belleza y una desventura.
Para reconstruir la arquitectura
del pasado decrépito, debía
consignar al papel cuanta energía
desarrollé en delirio y amargura.
Mis versos, de Tabor o de Calvario,
fluyeron como el íntimo diario
en que el adolescente se derrama. 
Vertí en ellos el alma y el sentido,
y en tal espejo me verás teñido
de llanto y sangre, en soledosa cama.
      Los Angeles, 21 de marzo de 2012
      
      
      
      
     
       
      
     
      
      
      
      
      2940 - Sueños
      Voy perdiendo los sueños de futuro,
por tanto tiempo en infecunda espera.
Ahora sueño hacia atrás, a mi manera, 
sobre un ayer vital que recapturo.
Lo reencarno, y gentil lo configuro
de acuerdo a mi visión, dejando fuera
sombras de hierro, formas de madera, 
y laminando el núcleo en oro puro.
En su autenticidad y centelleo
irreprimiblemente me recreo,
renaciendo mi espíritu de antaño.
No más vueltas en órbitas inciertas;
tantas ventanas y tan pocas puertas
sirven, más que al amor, al desengaño.
      Los Angeles, 22 de marzo de 2012
      
      
      
      
     
       
      
     
      
      
      
      
      2941 - Amalgama
      Para mezclarme a ti, ¿qué necesito
sino un lecho de sábanas confusas
en que se desvanezcan las excusas, 
y afrontemos el hambre de infinito?
Incorporado a ti, dejando escrito
sobre tu piel poema que las musas
nunca soñaron en las más profusas, 
pletóricas andanzas de su mito. 
Mutua penetración de almas atentas
a las serenidades, o tormentas,
por el contacto físico engendradas.
O unión corpórea de ambos organismos
que se revitalizan a sí mismos
a través de intangibles algaradas.
      Los Angeles, 22 de marzo de 2012
      
      
      
      
     
       
      
     
      
      
      
      
      2942 - A la luz
      Ya no es la oscuridad, como en los años
juveniles, por calles y plazuelas, 
sorteando las luces, centinelas
de la modestia, adustos ermitaños.
Hoy la luz no acobarda. Tú y yo, extraños
al gentío, que en rutas paralelas
nos envuelve al pasar, o a las abuelas
comadreando entre sus burdos paños,
besamos, y reímos, y absorbemos 
nuestros jugos bucales, sin que optemos
por las zonas oscuras, apartadas.
Si carismática la luz nos besa, 
¿por qué evadirla? Nuestro amor se expresa
igual junto al farol que en las almohadas.
      Los Angeles, 22 de marzo de 2012
      
      
      
      
     
       
      
     
      
      
      
      
      2943 - Muerte
      La muerte no es cruel, ni hostil, ni es puerta
a lo desconocido, a lo espantoso;
ni el típico esqueleto cuyo acoso,
guadaña en mano, apenas nos deserta.
¿Cómo decir que es su llegada incierta,
si con nosotros nace, en misterioso
vínculo, sin disfraz, y su azaroso 
cortejo a cada paso nos despierta?
Morimos poco a poco cada día;
no es sorpresa ni enigma, es profecía
dictada sobre el borde de la cuna.
El fin no es más que el éxodo al descanso, 
el río que se duerme en el remanso,
la apacibilidad de la laguna.
      Los Angeles, 23 de marzo de 2012
      
      
      
      
     
       
      
     
      
      
      
      
      2944 - Súplica y espera
      Irremediable súplica y espera
danzando en torno suyo, despoblado 
de cada ajena voz, y relegado
a contemplar la vida desde fuera.
Ni la más bella fue, ni la primera
que mi ámbito rozó, mas abismado
quedé en yo no sé qué, como apresado
de alto poder, no ya de compañera.
Etapa de sutil melancolía, 
la piel en fuego, la distancia fría,
parte en avance, parte en retirada.
La razón auguraba el hundimiento
de tan endeble, absurdo monumento,
y el corazón no comprendía nada.
      Los Angeles, 25 de marzo de 2012
      
      
      
      
     
       
      
     
      
      
      
      
      2945 - Boina y cachava
      Al aire, al sol rendido del ocaso,
en el silencio de la tarde incierta,
sobre el banco en la plaza ya desierta,
boina y cachava, espejo del fracaso.
O tal vez no. Quien da el último paso
y se adentra en la sombra, se reinserta
en su mundo anterior, por cuya puerta
vino al nacer. Retorna con retraso.
Morir en las alturas de la vida
es demora en volver, no despedida,
y es bendición si inesperadamente.
Se nos fue este viejito en un suspiro,
con la paz de los justos; y a eso aspiro, 
a dejar una huella intrascendente.
      Los Angeles, 26 de marzo de 2012