Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Crepuscular

Índice

Sonetos:
Atardecer Otro capítulo Derrumbe Mensaje virtual No hay ermitaño en mí En la sombra Percepciones
Poemas:
Hoy es triste la lluvia
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Breverías

2441
Me vengaré de ti. No por la espada; no con voz de rumor o de estallido; no en agresión frontal, ni en emboscada. Me vengaré de ti con el olvido.

2442
Te abriré los más íntimos paisajes de mi mundo interior, por donde vagan desnudas mis memorias, personajes de vida y luz, que ni huyen ni se apagan. Les tenderás la mano, y afectivos se te aproximarán con la bandeja de sus viejas vivencias, los archivos en que su ayer, el mío, se refleja. Y aprenderás, al revisarlos, cuánto logré vivir, del beso al desencanto.

2443
Ah, mi placer mayor, el que cautiva la más honda ansiedad que me atenaza; el que se acerca a mí, casi me abraza, y al intentar su posesión, me esquiva.

2444
Cuando te amé, se me entreabrió la puerta del Olimpo, y fui dios, designio eterno; y cuando mi alma se quedó desierta, fui de nuevo mortal, perfil de invierno.

2445
Enterradme sin flores, sin rituales, como quien toma el tren a otra ciudad; protocolos y pláticas banales, ¿a qué muerto le importan de verdad? Más bien incineradme, y mis cenizas dispérselas el látigo del viento; que sus mínimas formas quebradizas se disuelvan sin rastro, sin lamento.

Sonetos

2583 - Atardecer
Hay fuego en tu cabello, hay llamaradas tremolando en el aire de la tarde, rojo crepúsculo que en ascuas arde, o revuelo de alondras asustadas. Y vienes hacia mí por las calladas rutas del adulterio, sin alarde, con leve timidez casi cobarde que amordaza el rumor de tus pisadas. Mas la intención vehemente que te guía es polvorín sensual que estallaría con el sólo chispazo del contacto. Acércate, mujer, que el sol recuesta su disco en el ocaso, y nuestra fiesta ya levanta el telón del primer acto.
Los Angeles, 7 de marzo de 2011
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2584 - Otro capítulo
Arqueada la espalda, a ritmo lento, y arrastrando los pies, vuelves rendida; te agobia el infortunio de una vida malgastada en sumiso ofrecimiento. Ni el encono subsana, ni el lamento, cuanto ayer sucedió, fruta podrida que es preciso arrojar; no se te impida reformar el espíritu harapiento. Tú, como todos, mueres y renaces una vez y otra vez. Los desenlaces, si dolientes, no son punto final. Pasa página, inicia otro capítulo, que si la vida sólo tiene un título, eres tú quien aporta el material.
Los Angeles, 7 de marzo de 2011
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2585 - Derrumbe
Se vio más como historia que proyecto, confrontando el crepúsculo vacío caminando hacia atrás, perdido el brío, y la niebla enturbiando su intelecto. Se dejaba morir. Bajo su aspecto de madurez sensual, sangraba un río de fatiga y desmayo hacia el hastío, como si fuera el fin de su trayecto. Al mirarse al espejo no advertía lo que admiraban tantos, la energía de su mundo interior, y su belleza. Era mujer de múltiples talentos, capaz de someter los cuatro vientos, pero sólo observaba su tristeza.
Los Angeles, 8 de marzo de 2011
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2586 - Mensaje virtual
Era el susurro de una voz lejana; voz sutil, sin relieve ni silueta, sin colores ni curvas. Incompleta. Nada que acariciar, etérea, arcana. Desnuda de sonido. Filigrana de escritura, ya lúbrica o discreta, que a su modo el espíritu interpreta como intención que de sí mismo emana. Tenue murmullo que en hablar se obstina, penetrando su texto en la retina, e insinuando propuestas a la mente que sólo ésta quizás ha imaginado. Soñador sopesándose adorado por requiebros de amante inexistente.
Los Angeles, 9 de marzo de 2011
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2587 - No hay ermitaño en mí
No sé dónde te he visto, si a mí llegas entre sueños de lúbricas figuras, o en las voluptuosas aventuras, irreverentes, de las diosas griegas. La multitud desnuda que congregas en torno tuyo, y que hacia mí conjuras, tropel de muslos, senos y cinturas, definen cada forma que me entregas. ¿Tendré en mí al eremita San Antonio, viniendo tú, arrebatador demonio, con múltiples propuestas de lujuria? Débil la voluntad, vivo el deseo, no hay ermitaño en mí. Ven, que poseo alma en voracidad y cuerpo en furia.
Los Angeles, 10 de marzo de 2011
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2588 - En la sombra
Al amparo de tibia candileja, grácil temblor y centelleo escaso, rumia el sabio; y el sol es al ocaso cuando a la noche a media luz corteja. El dios de la penumbra te proteja, y al caminar, te salvaguarde el paso; deslumbrante de luz viene el fracaso, y el éxito en la sombra se apareja. Sin opinión, la multitud se hacina al foco de atención, y subordina a lo superficial lo relevante. Tu destino en la vida es lo contrario. Irás contra corriente, en solitario, y en tu penumbra te verán gigante.
Los Angeles, 11 de marzo de 2011
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2589 - Percepciones
En la vida, anaquel de percepciones, nada es como es, sino como parece; lo que te bisbisea, me ensordece; y son mis rosas para ti aguijones. Oigo en tono de llanto tus canciones, tu sobrecogimiento me adormece, y la mujer cuyo aire me estremece no provoca en tu piel alteraciones. Sancho verá, con ojos campesinos, por los campos manchegos, los molinos que Don Quijote estimará gigantes. Los ojos miran, la razón nos miente a cada cual de acuerdo a lo que siente. Tantos pequeños mundos discordantes.
Los Angeles, 12 de marzo de 2011

Poemas

Hoy es triste la lluvia
Hoy es triste la lluvia. Casi siempre es sonrisa, cristalina querella, rozándome el oído, resbaladizo tacto, dibujándome el rostro, pétalos diminutos en abandono tibio. Hoy tiene la nostalgia de un violín en la tarde, bordando en las ventanas la canción del olvido, salpicando las calles de lamentos amargos, dilatando las horas en dimensión de siglos. Ayer la contemplábamos, desnudos en la alcoba, rociando los campos bajo el cielo plomizo, sintiendo el taconeo de su danza en las tejas, leyendo en los cristales extraños jeroglíficos. Ni enlutaba la mente, ni ensombrecía el alma, nos pulsaba, tan suave, su mágico latido como el dedo del ángel, la pluma de la alondra, tan entrañable, acaso, porque estabas conmigo. Hoy la observo yo solo, detrás de la ventana; ni percibo su gozo, ni es su rumor idílico. Sólo una mueca triste parece su sonrisa. Tal vez llora por algo. Tal vez soy yo quien gimo.
Los Angeles, 8 de marzo de 2011
Diseño: Carmen Álvarez
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