Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Monólogos

Índice

Sonetos:
Sequedad A ti esperaba Una vez más Soy cuanto se me dio En Xochimilco Al interior
Poemas:
Ah, las horas inmensas
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Breverías

2096
No retoques ni ritmo ni expresiones por intelecto o corazón paridos. Déjalo estar, intacto. Nacieron de conceptos o emociones, en momento perfecto concebidos, y reflejan el cénit de aquel acto.

2097
Escribo para ti. Si no me entiendes, tú misma estás en confusión y sombra. Mi palabra es traslúcida, serena. O tal vez, instintiva, te defiendes de cuanto mi palabra inspira o nombra, recio timbal que tu alma desordena.

2098
No sé cuánto te amé, cuánto me amaste, ni sé si el dato implica relevancia; contigo estuve en éxito y desgaste, y estuve en armonía, y discordancia; las palabras de amor son hojarasca que vientos otoñales desperdigan; mas los hechos afrontan la borrasca, hablan en solidez, y no litigan.

2099
Voy madurando, ya me importas poco; tal vez estabas sobrevalorada, como lo estuve para ti. No invoco ni respeto, ni lástima, ni nada. Dilátese el espacio que separa, y alárguense antagónicos caminos. Si el desdén contraría y equipara; que el olvido eslabone ambos destinos.

2100
Se me desborda el alma; ha acumulado tanto caudal de sueños e intenciones, tal reserva de luz, que arrebatado no logro retener sus aluviones. Se van por ojos, labios y costado, como bramidos, como exhalaciones; se me derraman largos, amplio río fluyendo al mar, mas sin quedar vacío.

Sonetos

2132 - Sequedad
Sólo palabras áridas me nacen, hojarasca de otoño, burbujeo que no altera otra piel, chisporroteo de llamas que en ceniza se deshacen. En mausoleo de orfandades yacen las ideas de ayer, que ya no veo; no hay conexión de mente a galanteo, están muertas, o no me satisfacen. Sobre el bucólico vergel, ya muerto, va avanzando la arena del desierto; era sensual el mundo, o lo era yo. Una estrella polar me dirigía en la noche del alma, pero un día, no sé cómo o por qué, se me extinguió.
Los Angeles, 4 de julio de 2009
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2133 - A ti esperaba
A ti esperaba, en duda de quimeras; me hablaron de verdades luminosas, de fe, de amor, de piel, de tantas cosas dispersas más allá de mis fronteras; como si un clan de prófugas palmeras, de suaves mármoles, de eternas rosas, habitara remotas nebulosas o el interior de huecas cordilleras. Tan bello todo, tan inexistente como los cuentos de hadas, que la mente rechaza al escapar de la niñez. Pero llegaste, se abatió el tinglado de mi incredulidad, y alborozado solemnizo este amor de madurez.
Los Angeles, 5 de julio de 2009
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2134 - Una vez más
Oigo clamor de trompas y atabales avanzando en la calle antes desierta; el alma es polvorín que se despierta sobre líneas de piel, horizontales, y su explosión de instintos animales fulmina los cerrojos de tu puerta. En desnudez estás, ruego y oferta, de los requiebros a las bacanales. Me dirijo hacia el fondo del abrazo. Ah, rigidez del sexo, qué zarpazo sobre la húmeda vulva receptora. Me enlazas, y me absorbes, y me estrechas, en tales formas, y por tantas brechas, y tu avidez “Una vez más” implora.
Los Angeles, 5 de julio de 2009
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2135 - Soy cuanto se me dio
Se me ha dado una voz con piel de seda, de espuma, de cristal, de terciopelo; susurra con rumor de riachuelo siempre en tu dirección, y en ti se hospeda. Y escuchas, como lo hace la arboleda al roce de la brisa en el revuelo de su verde ramaje, bajo un cielo de azul intenso en que la edad no rueda. Se me ha dado una mano que percibe tu propia identidad, y la describe en cada trazo, cada pincelada. Soy cuanto se me dio, que a ti se orienta, con un alma prolífica y hambrienta que se derrama en ti por la mirada.
Los Angeles, 6 de julio de 2009
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2136 - En Xochimilco
En Xochimilco, orgía de colores, era ya mucho más que compañera. Sólo ella y yo en la verde trajinera por el canal, Venecia de las flores. Apagaba coloquios y rumores la rítmica cascada bullanguera de los mariachis, y a mi treintañera se le poblaba el cuerpo de temblores. Danzaba un diablo rojo en cada copa, y a la tercera ya, bajo la ropa, nacían rebeldías paralelas. Lo vi en sus ojos y lo vió en los míos; y supe en tal hervor de escalofríos que la cabalgaría sin espuelas.
Los Angeles, 6 de julio de 2009
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2137 - Al interior
Me asomo al interior, a ese paraje que a nadie revelé, por ser tan mío, tan en quietud, ajeno a griterío y a intrusiones de apócrifo linaje. Reviso en él a veces mi bagaje de éxitos y fracasos, y sonrío, y sollozo también, lleno y vacío de cuanto incorporó mi aprendizaje. Rostros que van perdiendo las facciones, ojos que aún apuñalan, eslabones quebrados ya, o inmunes a fisura. Todos mis hijos son, me pertenecen, y en una u otra forma permanecen. Ah, pero nadie como tú perdura.
Los Angeles, 7 de julio de 2009

Poemas

Ah, las horas inmensas
Me cansé sobre ti, mas descansé a tu lado, la paz tan codiciable terminada la guerra. Cuando un cuerpo bajo otro permanece clavado, se repite la génesis de cielo, mar y tierra. El vigor, los sudores, el vértigo, la brega, rompen como las olas rendidas en la playa, es el momento idóneo para la nueva entrega, la del alma que vibra si la piel se desmaya. La creación del cosmos fue proceso violento, si de intensa belleza, de organizada furia; pero el séptimo día fue el apaciguamiento, la placidez fluyendo del fin de la lujuria. Ah, las horas inmensas de ensoñadora calma, de elocuente silencio, de apetencia inactiva, coloquio sin palabras, cuando descubre el alma la espléndida ventura de percibirse viva. Te he vislumbrado en doble, permutable faceta, si una provocativa, la otra blanda, apacible; ambas las he adoptado; tu figura, incompleta, si una de ellas me fuera hueca o inaccesible.
Los Angeles, 6 de julio de 2009
Diseño: Carmen Álvarez
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