Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Temblores

Índice

Sonetos:
Retrato de mujer (V) Anónima voz Acógete a mi abrazo Arco iris Temblores Si ella no viene Ritos
Poemas:
Amores de agua
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Breverías

1290
Ha sido un día demasiado largo, vacío como el vaso del sediento; un día, un mes, un año, de letargo, indiferencia y desfallecimiento; un año, dos, o tres, y sin embargo, noto en la nuca el soplo de otro aliento. He vuelto el rostro y eras tú llegando: Tal vez me va tu paso despertando.

1291
No me atreví a decírselo; cantaban en silencio las luces del ocaso; los oscuros temblores del fracaso en amargo sudor me desbordaban. Pasó el tiempo, y un día se lo dije; me sonrió en aceptación, y ahora se me entrega, me absorbe y enamora, y sólo el tiempo que perdí me aflije.

1292
Manos lejanas, invasora tropa bajo la ducha que en vapor me arropa; lejanas manos que se hicieron mías en húmedas, secretas travesías; manos en dionisíaca embajada, seguid, seguid, que ya no hay retirada.

1293
Me he dormido; y el tiempo es un remanso que ya no baja al mar; casi laguna. Has venido a mi sueño, a mi descanso, y estás cantando una canción de cuna.

1294
Pienso en el horizonte de tus horas, larga línea lejana inabordable; y cómo, retraída, le decoras con guirnaldas de espera inevitable. Pienso en ese horizonte, también mío, y hay en mis ojos gotas de rocío.

Sonetos

1211 - Retrato de mujer (V)
Tu sonrisa es antigua; yo la veo como jardín fugaz, irrepetible, hoguera que, agotado el combustible, se desmaya en mortal chisporroteo. Me sugiere el vital revoloteo de alondras en la tarde, la posible evocación del beso irresistible usurpado en discreto devaneo. Cuantos han contemplado tu retrato oscilan de evidencia de recato, a embozo de sensual insensatez. No revelas enigma ni motivo, pero me dice su temblor furtivo que no sonreirás así otra vez.
Los Angeles, 15 de enero de 2005
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1212 - Anónima voz
Te enmascara la voz, y te revela, mujer sin rostro en pasadizo oscuro, alma sin cuerpo que apresar procuro, brisa invisible que me roza y vuela. ¿Por qué tal hermetismo? ¿Qué recela tu imagen en la sombra? Si aventuro nuevo paso hacia ti, me obstruye el muro que absurdamente alzara tu cautela. ¿Qué nutre las raíces de tus miedos? Sólo llevo en las yemas de mis dedos diez ojos y diez lenguas rastreadores. Fascinado te escucho cada día, y el deseo voraz de hacerte mía se viste de cadencias y colores.
Los Angeles, 17 de enero de 2005
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1213 - Acógete a mi abrazo
Acógete a mi abrazo, fondeadero al amparo de rocas y tormentas; mira tus velas, rotas y sangrientas, alma de trovador, no de guerrero. Reconstruye tus mástiles, velero; llevas en ti las mismas herramientas, las mismas ansias de zarpar, y alientas fibra de roble, olor de limonero. Tu destino es partir, y mi ventura ser el reposo, que aunque no perdura, se afianza perpetuo en la memoria. Acógete a mi abrazo firme, estrecho, como de amante que te ofrece un lecho en toda su verdad, toda su gloria.
Los Angeles, 17 de enero de 2005
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1214 - Arco iris
Un arco iris de placer y espera conecta mi desnudo a tu desnudo; si a tu distante litoral acudo, tiempo y espacio frenan mi carrera. Estas manos de pétalos y cera limitadas se quedan al saludo, siendo incapaces de tejer el nudo soñado por el muslo y la cadera. Aborrecida, absurda geografía de aquí y allí, de alcance y lejanía, que me lleva, te envía, nos separa. Este arco iris, puente intransitable, es implacable arcángel, cuyo sable cierra el Edén que la ilusión forjara.
Los Angeles, 18 de enero de 2005
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1215 - Temblores
Desenreda, mi amada, los temblores, como al viento el pinar se desenreda; si una caricia en cada rama queda, en tu ramaje anidan mis amores. Los temblores, mi amada, sin temores, querer sin miedo, como quien se hospeda, desarropada de algodón y seda, entre el escalofrío y los ardores. Avanza como el aire, abierto y puro, cada pezón rosado erecto y duro, en manos y ojos juvenil aplomo con el temblor rojizo del deseo; entre tus vibraciones te sondeo, y sobre tu desmayo me desplomo.
Los Angeles, 19 de enero de 2005
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1216 - Si ella no viene
Si ella no viene, se alzará la senda en línea vertical, álamo adscrito a un paisaje de vértigo, maldito, sin nuevo atajo que hacia mí se extienda. Si no viniera, que la luz se encienda por otras rosaledas, que yo invito sólo a las sombras, al jazmín marchito, al desencanto y a su amarga ofrenda. Si no lograra oir su leve paso acercándose a mí, venga el ocaso con su cortejo de horas en silencio. Si no llegara grácil, verdadera, no sé si ingenuo seguiré a la espera, o si a perenne encierro me sentencio.
Los Angeles, 20 de enero de 2005
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1217 - Ritos
Si las palabras despuntaran manos, qué guirnaldas de tacto te daría; si cadencias, qué augusta sinfonía de pompa y efectismo wagnerianos. Mis sueños dionisíacos, paganos, liturgia son que invita a la osadía, a la celebración en compañía de sacrificios íntimos humanos. Víctima puedo ser y sacerdote, voz activa y pasiva, hasta que agote el caudal de esta ofrenda prodigiosa. Te quiero víctima y sacerdotisa, vulnerable, y experta que improvisa, y que al final sobre mi piel reposa.
Los Angeles, 20 de enero de 2005

Poemas

Amores de agua
Yo quiero amores de vino, no me des amores de agua, que el agua se va y no vuelve, y el vino, al quedar, embriaga. Quemado del sol, sediento, no busco hontanar que calma, prefiero el diablillo rojo que en copa de cristal baila. No la paz de los saciados, mas la agitación del ansia. El satisfecho es un muerto que ni tiembla ni se inflama. La vida está en el deseo que se logra y no se apaga. Déjame vivir, y vive a besos y a dentelladas, que soy el viento que juega con los pliegues de tu falda, y la sed que de ti tengo no puede calmarla el agua.
Los Angeles, 20 de enero de 2005
Diseño: Carmen Álvarez
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