Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Limitación

Índice

Sonetos:
Esta ribera mía Frente a frente Otoño, primavera Mi río, mi torrente Limitación No me dejes dormir Desengaño Cristiano Musulmán Judío Mormón
Poemas:
Viejo lobo de mar Bondage Lealtad Idioma Ultima escala Olvidando
seperador

Breverías

571
Fluye incesante manantial sereno de la fuente que me otorgó la vida, y es plenitud de ti, junto a tu seno, o por la senda de la despedida, o descansando sobre el hombro ajeno, o en soledad callada y dolorida...; en mí vas, en ti estoy, íntimo lazo invulnerable al roce de otro abrazo.

572
Cuanto unidos un día construímos, torres, caminos, rápidos veleros, una mañana turbia descubrimos que sólo fueron sueños pasajeros; nada nos queda ya de lo que fuimos, amantes de sí propios extranjeros, refugio en ruinas, senda destruída, y la galera del amor hundida.

573
En ti escuché del ruiseñor el canto, mas hoy oigo del cuervo los graznidos; ha sucedido el silencioso llanto al alborozo en flor de los sentidos; y de los surcos de ilusión que planto sólo cosecho frutos corrompidos. Sacudirá mi espalda este bagaje, y pisarán mis pies otro paisaje.

574
Tiene el tiempo mandíbulas, y muerde, arrancando pedazos a la vida; para sobrevivir, amigo, olvida; quien prefiera morirse, que recuerde.

575
Esta vieja dulzura que persiste asediada de lúgubre amargura, sabe que pierde aquél que se apresura, y por eso de calma se reviste.

576
Sordo al silencio de la voz interna, y ebrio de juventud indestructible, pretende en su altivez ser infalible, pero será el error quien le gobierna.

Sonetos

354 - Esta ribera mía
Cómo te mira el agua...Qué deseo flota en la superficie transparente: Gira, roza y te envuelve la corriente, tacto gentil, galante devaneo. Yo, la orilla, con qué envidia le veo, con qué envidia le ve mi hermano el puente; sólo tu pie nos das indiferente, y él tu cuerpo enarbola por trofeo. Oh desdichado amor de lejanía, viviendo noche oscura en pleno día, muriendo en vida sin jamás morir. Amor que presentimos o que vemos en brazos de otro, amor que lloraremos quienes ya no sabemos sonreir.
Los Angeles, 18 de mayo de 2000
seperador
355 - Frente a frente
Doble por mí solemne tu campana desperezando al valle su tañido, y despierta hoy del sueño del olvido, aunque te vuelvas a dormir mañana. Mi voluntad en su quehacer se afana, desangrada hacia un nuevo recorrido; otórgame el instante a mí debido, y partiré bajo la luz temprana. ¿Qué temor se disfraza en tu mensaje? Especifica en diáfano lenguaje, tus pretextos vestidos de razón. Una vez más tus ojos en los míos, aunque esta vez serenamente fríos, y al marchar sellaré mi corazón.
Los Angeles, 18 de mayo de 2000
seperador
356 - Otoño, primavera
Deja que este momento pertenezca, en mezcla de ternura y energía, a esta recién nacida fantasía, y mi vibrante desnudez te ofrezca. Y al ver mi madurez, cuando amanezca adherida a tu joven lozanía, ¿se extinguirá esta espléndida armonía, o estarás junto a mí cuando envejezca? Y entre mi exaltación y mis temores corren tus ímpetus arrolladores, y no sé si arriesgarme y detenerme. Prefiero no pensar, porque la idea repudia al corazón que ama y desea, y así amaré mientras la mente duerme.
Los Angeles, 23 de mayo de 2000
seperador
357 - Mi río, mi torrente
Eres el río que incesante fluye, límpida savia del costado herido; mi vida llevas en tu recorrido, vida, que al alejarte, de mí huye. Te apresuras, torrente que destruye, frenado por el valle sumergido; tal vez tu flujo cambia de sentido, y en anónimo mar al fin concluye. De lágrimas nacida tu corriente, del dolor arrancado a mi vertiente, emergido de mí, ¿por qué te vas? Este plañir de dolorido amante no es porque marchas siempre hacia adelante, es porque nunca miras hacia atrás.
Los Angeles, 23 de mayo de 2000
seperador
358 - Limitación
He olvidado los nombres de los ríos, los rostros de las gentes a mi lado, la sonrisa del mar verdiazulado, la bruma en los crepúsculos sombríos, de la exaltada juventud los bríos, del caballero el juicio sosegado… Hoy todo mi recuerdo está amarrado a tus amores, que ahora son los míos. Yace la mente al mundo adormecida, la sola realidad, la única vida parece ser el sueño en que te intuyo. Oh qué limitación liberadora, que a ti conoce, lo demás ignora, y te hace mía como me hace tuyo.
Los Angeles, 25 de mayo de 2000
seperador
359 - No me dejes dormir
No me dejes dormir, que el tiempo avanza, privándome de ti, mientras dormido; el sueño es la derrota del sentido, mano tendida a lo que no se alcanza. Mi inquieta imagen, que en tus ojos danza, tu reflejo, en los míos sumergido, resistirán el párpado caído en persistente, extática alianza. El ímpetu, el ardor, tienen su hora que no siempre se extiende hasta la aurora, hay momentos de lucha y de reposo. Vela conmigo en seductor sosiego, no me dejes dormir, que estaré ciego y ajeno a tu atractivo luminoso.
Los Angeles, 26 de mayo de 2000
seperador
360 - Desengaño
La espina es la traición agazapada a la hipócrita sombra de la rosa; tras la tenue sonrisa ruborosa la mano asesta fiera puñalada. Oh ingenuidad fielmente confiada en gentil apariencia luminosa, ciega a la crueldad de que rebosa en aire seductor enmascarada. La permití filtrarse por la vista, trocándome en objeto de conquista tras una observación superficial. Y al fin se derrumbó sobre mí un día la estatua de ella que mi fantasía, sin merecerlo, alzó en un pedestal.
Los Angeles, 5 de junio de 2000
seperador
361 - Cristiano
Enterremos la cruz de la Pasión, violencia y sangre sobre cuerpo inerte: no somos herederos de la muerte, somos hijos de la Resurrección. Álcese en cantos de celebración la voz de la campana, y mientras vierte gozo sobre los campos, nos despierte del sueño a nuestra extática Ascensión. Nueva luz, nueva paz, nuevo camino para los pies desnudos; trigo y vino la única provisión en el morral. Y en la noche, la lámpara encendida en alegre vigilia, que la vida tendrá un nuevo principio a su final.
Los Angeles, 6 de junio de 2000
seperador
362 - Musulmán
"Ella Elaha Ella Allah " (No hay otro Dios que Aláh.)
No hay otro Dios que Aláh, justo y clemente, y es Mahoma su siervo y su profeta; en este postulado se completa el pasado, el futuro y el presente. No hay otro Dios que Aláh, y en reverente sumisión cada fiel le honra y respeta, docto, califa, súbdito o asceta, postrado en oración hacia el oriente. No hay otro Dios que Aláh, cuya memoria guarda el futuro escrito como historia, y cada ser tiene su nombre en ella. No hay otro Dios que Aláh, Dios absoluto, señor de los milenios y el minuto, y del mar, de la rosa y de la estrella.
Los Angeles, 7 de junio de 2000
seperador
363 - Judío
Habla Yavé: Yo he sido tu alfarero, y moldeado fuiste por mi mano; yo te sembré en mi hacienda, y de tu grano un linaje surgió imperecedero. Cuando en tierras extrañas prisionero, tu cadena quebré, tal vez en vano, porque aunque parte del plantel humano, serás entre las gentes extranjero. Fuiste la joven novia engalanada a quien todo ofrecí, mas tu mirada divagó del paisaje al espejismo, sordo a la dulce voz con que te llamo… Si no te amara tanto como te amo, te hubiera aniquilado este Dios mismo.
Los Angeles, 7 de junio de 2000
seperador
364 - Mormón
“As man is, God once was; as God is, man may become”. “Como es el hombre, así fue Dios; como Dios es, el hombre puede llegar a ser” (Lorenzo Snow, Presidente de la Iglesia)
Ven, mujer, ven a mí, que necesita de mi culminación tu deficiencia; sólo en mí lograrás plena existencia tras acudir del más allá a la cita. Y esta divinidad que en mí palpita, de un padre dios inevitable herencia, ha de engendrar en ti una descendencia de nuevos dioses que será infinita. Hoy somos como Dios fue, y llegaremos a ser como Dios es, si mantenemos firme fidelidad a nuestra fe. Ven, mujer, ven a mí, serás mi esposa, y un día, al yo ser dios, tú serás diosa, y eternamente junto a tí estaré.
Los Angeles, 8 de junio de 2000

Poemas

Viejo lobo de mar
Iza la vela, viejo marinero, desencadena el ancla, que ya llega blanco y verde a la costa tu velero reventando de carga la bodega. Botín reunido en ávidos viajes de isla en isla, surcando mares y años, saturándote el alma de paisajes, y de ilusiones, y de desengaños. Lobo de mar, sembrada la fatiga en los oscuros surcos de la frente, pronto sazonará dorada espiga antes de hundirse el sol en el poniente. Dura la brega fue en los negros días, con más de tempestad que de bonanza; pero siempre a las nubes más sombrías sucedía una aurora de esperanza. Has navegado, amigo, demasiado, y hay polvo en ti de exóticos lugares; qué libertad fatal que te ha logrado más soledad que amor en tantos mares. Pero ahora vienes a la paz del puerto a encallar tu bajel sobre mi arena, y en ella quedará, dormido o muerto, sordo al mágico canto de sirena. Descanse en mí tu mente peregrina, sé de mi cuerpo el solo tripulante, que tu periplo cese y se defina tras tantos años de soñarte amante.
Los Angeles, 15 de mayo de 2000
seperador
Bondage
Con girones de nube adormecida e hilos de luna en luz de fría plata, teje sobre mis ojos densa venda y sumérgeme en sombra la mirada. Quiero encerrarme al mundo, despertando mis sentidos a ti, sobre mi espalda, prisionera en muñecas y tobillos de los cuatro puntales de la cama; equis de piel vibrante, temblorosa, de mente libre y voluntad de esclava. Mi oscuridad amplía los sonidos, viéndote mis oídos cuando avanzas, y al detenerte, se me vuelven ciegos, y tu inmovilidad me despedaza. Este aire fresco eriza mis pezones, y en ansiedad irreprimible aguardan; parecen percibir tu cercanía, mas no el tacto febril.¿Qué te retarda? Oh el estremecimiento de los muslos cuando tu mano en ellos se adelanta, y yo sin responder a la caricia, mientras imperceptiblemente avanzas. El retozo gentil de tibios dedos que en los senos en círculo resbala, cede el paso al zarpazo de la fiera, de la entrañable fiera que avasalla. Si apresurado, detenerte quiero; si en lentitud, acelerar la marcha; si en gentileza, brusquedad exijo; si en arrebato, rogaré la calma. Ciérnase sobre mí provocadora el ave de rapiña que levanta su rígida cabeza amenazante, y penetre en el fondo de mi entraña. No te puedo abrazar, fuérzame fiero, sin escuchar gemidos ni demandas, al galope, al galope, mi jinete, mi jinete de intrépida jornada. Intimo surtidor inaplazable, tu estertor inequívoco presagia blanca erupción. ¿Vendrá en mi subterráneo, irrigará mi superficie pálida, o inyectará su extracto intermitente en la concavidad de la garganta? Oh, qué abandono en mí, qué insuficiencia; cuánta anticipación se me derrama, sin libertad de acción; quiero y no puedo, tensas las ligaduras que me amarran, tensa la piel, manos y pies crispados, y mi lascivia un tren a toda marcha. A bordo, compañero, amante, a bordo, ignorando estaciones y paradas, nocturna travesía al infinito, anégate y anúdate a mi alma.
Los Angeles, 17 de mayo de 2000
seperador
Lealtad
“Ríome del caballero y de su gran cobardía: Tener la niña en el campo y catarla cortesía.” (Romance medieval)
La acompañé a la verbena, novia del amigo ausente, y se colgó de mi brazo, como tantas otras veces. En la noche bullanguera de músicas estridentes, de luces amarillentas, de palabras que se duermen, ella era el tono y el ritmo, y la claridad perenne, la voz alzada en el canto que en un susurro se pierde. Y navegamos la noche perdidos entre las gentes, y bailamos, y reímos, con el descuido que cede inquietudes y conflictos y sólo al momento atiende. Nunca la admiré tan bella, nunca me vi tan inerme, novia del mejor amigo, siempre tan lejana, siempre. Mas la noche, instigadora de mis deseos rebeldes, dejó un brillo en su mirada que aún hoy veo y me estremece. Horas de la madrugada, cuando el temor retrocede, y la intención se despierta, y los prejuicios se duermen. Horas de duda y dilema, en que debe resolverse la lealtad al amigo, o a la pasión que florece. No sé si fue apocamiento, o si fue noble repliegue, pero se apagó la noche sin yo atravesar el puente. Y el río siguió arrastrando las semanas y los meses, y en el fondo de sus ojos aún brilla una luz muy tenue, entre ironía y nostalgia, y mis recuerdos emprenden la marcha atrás, inquiriendo si debió ser diferente.
Los Angeles, 22 de mayo de 2000
seperador
Idioma
Te hablaré en el idioma de nubes aureoladas, de diáfanos conceptos, palabras rutilantes, con el mágico ensueño de los cuentos de hadas, y entenderás razones que no entendías antes. Te hablaré en el idioma de la lluvia imprevista, que purifica el aire, que fecundiza el suelo, con la melancolía que humedece la vista, y entenderás lo absurdo de tu duda y recelo. Te hablaré en el idioma de la sombra discreta, de mínimos murmullos, coloquio sigiloso, con el preciso impulso del arco en la saeta, y entenderás que nunca dura lo doloroso. Te hablaré en el idioma prístino de la nieve, en candidez de forma, sinceridad de fondo, con el frescor que aclara y el tono que conmueve, y entenderás que nada de cuanto soy escondo. Pero si no entendieras la lógica que sigo, o si tu alma dormita, o si tu amor se ha muerto, la explicación que avanzo, las palabras que digo serían golpe de aire perdido en el desierto.
Los Angeles, 24 de mayo de 2000
seperador
Ultima escala
Con bloques de fría sombra y argamasa de silencio, recias manos perfilaron una taberna en el puerto, refugio de solitarios, lacónicos marineros. Inmóviles, como tallas policromadas, envueltos en el humo de las pipas, entre las mesas dispersos, rostros cruzados de surcos sembrados de sal y viento: luengas historias escritas en pergaminos de cuero. Aferrados a las jarras de cerveza, el aire denso del recinto les oprime los pulmones y el cerebro. Cada hombre es una odisea de partidas y regresos, venticuatro meridianos, ciento ochenta paralelos, visión de buques fantasmas y de fuegos de San Telmo. Lucha contra el mar, victoria sólo de quienes volvieron; pírrico laurel, que muestra como exclusivo trofeo la bebida espumeante donde se ahogan los recuerdos. Aunque vivos, derrotados, confinados a un desierto de humedad y de penumbra que oscurece los espejos. Qué lejos las claridades tropicales, o el acecho plomizo de la tormenta, cabalgando sobre el trueno. Una evocación tan sólo perdura del balanceo sobre el océano en calma, o del huracán violento. La quilla sobre la arena, duerme inclinado el velero, desnuda la arboladura y anclado el último sueño. Los tripulantes navegan sobre las olas del tedio.
Los Angeles, 30 de mayo de 2000
seperador
Olvidando
“Volverán las oscuras golondrinas….” (Bécquer)
Vuelven una vez más las golondrinas que se alejaron cuando te perdí, y hoy extraen una a una las espinas de la corona que por ti ceñí. Hay nuevo regocijo en su aleteo, sus círculos me abrazan al pasar, sin memoria de ti; yo también creo que puedo tu recuerdo erradicar. Ave de paso en ruta migratoria, a la urdimbre del nido indiferente, de ofrenda irresoluta y transitoria, frente a la mía, firme y permanente. Flecha que deja el arco sin retorno, arroyo que no vuelve a la montaña, eco apagado, momentaneo adorno, niebla intangible que el paisaje empaña. Y yo en nostalgia y soledades preso, con la esperanza viva hora tras hora de ver resucitar tu último beso al renacer de cada nueva aurora. Pero estas golondrinas viajeras, que fieles vuelven, aunque no recuerden, me han impulsado, afables consejeras, a olvidar los amores que se pierden. Y hoy tal vez no, pero quizá otro día, si en mi propio camino aparecieres, con extrañeza te preguntaría: “¿Te conozco, mujer? No sé quién eres”
Los Angeles, 2 de junio de 2000
Diseño: Carmen Álvarez
Poemas © Francisco Álvarez Hidalgo, Familia Álvarez, 1997-2014. Todos derechos reservados.