Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Ven sobre mí

Índice

Sonetos:
Voy a hablarte de amor (I) Voy a hablarte de amor (II) Vienes y vas Mis palabras Vuelvo
Poemas:
Sombra Ven sobre mí Túnel mental
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Breverías

2431
Con cada beso acrecentó mi duda, con cada duda progresó mi amor. Oh, maroma que al cuello se me anuda, oh, desventura de que soy autor.

2432
Las hubo que impulsaron mi arrebato, sorbiéndome la savia de la mente; otras fueron materia de contrato, algo por algo, intencionadamente. Otras, materia de hambre o algazara, ligeras huellas de lejano ayer. Sólo por ti, mujer que un día amara, pretendería rejuvenecer.

2433
Al borde de tu tacto, mi guarida quiero instalar, en placidez callada, donde la vanidad esté dormida, sin oir el rumor de otra pisada; sólo de mí cantada y pretendida, sólo a mi propia piel crucificada. Al borde de tu tacto, en prospecciones de nuestras más recónditas funciones,

2434
¿Y qué, si pronostican las estrellas traición, derrota, desamor o muerte? ¿Quién esculpió clarividencia en ellas? ¿Quién en juez de la vida las convierte? Oráculos de Grecia, ya olvidados; arúspices de Roma, ya irrisorios; charlatanes de siempre, disfrazados de profetas cargados de abalorios. Y el infeliz, patético creyente, en reverencia de quien cobra y miente.

2435
A tu sombra tendido, satisfecho de tu proximidad, siempre a la espera del suave roce, la palabra afable. Mi sensibilidad en firme acecho de tus acciones, como si creyera en tu complicidad inevitable

Sonetos

2572 - Voy a hablarte de amor (I)
Voy a hablarte de amor. Del que no entiende sino quien lleva corazón sangrante. No del amor eterno, deslumbrante, que nadie alcanza, aunque cada uno enciende. Tal amor inmortal nunca trasciende la novela, o el sueño del amante; el amor es extraño visitante que al llegar, como al irse, nos sorprende. Fugaz es el amor de que te hablo, mestizaje de arcángel y diablo, mas sin la eternidad de ambos factores. Por su arrebato solo se define, no por su edad; y cuando al fin termine, no morirán con él los ruiseñores.
Los Angeles, 21 de febrero de 2011
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2573 - Voy a hablarte de amor (II)
No morirán con él los ruiseñores. Volverán a cantar, en un futuro más o menos temprano, más maduro, al acallar la sangre sus clamores. Rueda la vida en ciclos interiores de nacimiento y muerte, claroscuro en reinvención perenne, y contramuro en defensa de agónicos temores. Porque hay resurrección tras cada muerte, porque el dolor, con tiempo, se convierte en nuevo gozo nunca anticipado. Porque nunca es el fin definitivo, y aunque hoy sienta morirme, sigo vivo, y mañana, quizás, enamorado.
Los Angeles, 21 de febrero de 2011
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2574 - Vienes y vas
En mi noche te pienso y te deseo, en mi mente y mi sangre estás de día; toda mi piel es hambre y rebeldía, libro es toda tu piel que escribo y leo. Abierta vienes, y te deletreo con lenta, maquiavélica osadía, como si tu vibrante anatomía fuera a la vez lectura y escarceo. Tan cerca, tan febril y tan ausente que logro arrebatarte, y de repente te haces soplo de brisa entre mis manos. Ay, que vienes y vas, fantasma de oro, auténtico bocado que devoro, espejismo de tactos tan lejanos.
Los Angeles, 21 de febrero de 2011
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2575 - Mis palabras
Desbordo mis palabras en su oído, catarata en azul, ráfaga en verde, brasa en rojo, y cada una se me pierde como si carecieran de sentido. Tal vez la indiferencia, o el olvido, bestia incorpórea que mis versos muerde, le impiden escuchar o que recuerde mi voz escrita, canto sin sonido. ¿Estaré revistiendo mi lenguaje de extraños símbolos, trivial mensaje, o sequedad de páramo, sin vida? No creo. Es una luz que se me enciende, agua, fuego, cristal… Quien no lo entiende lleva a cuestas un alma entumecida.
Los Angeles, 24 de febrero de 2011
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2576 - Vuelvo
Vuelvo a nuestra ciudad. Sin ti regreso. Ciudad que nuestra fue, ya sólo mía. Lloviendo está, mas no como llovía sobre el paraguas cobijando un beso. El silencio de entonces, tan espeso que sólo nuestro diálogo se oía; calles hoy en confusa algarabía, que yo, fantasma errático, atravieso. Ciudad ayer de luz, belleza y calma. Algo invisible me acaricia el alma, ¿ráfaga evocadora?, ¿soledad? Ay, tu imagen parece que despierta en cada florería, en cada puerta, en cada hotel, mas nunca de verdad.
Los Angeles, 24 de febrero de 2011

Poemas

Sombra
En la penumbra rastreo la sombra que me cautiva, y no sé si ella me esquiva o soy yo que no la veo. Si su nombre balbuceo sólo el silencio responde. Tal vez su forma se esconde en el fondo oscurecido de esta noche, o es su olvido lo que al fin me corresponde. Indago en plaza y sendero al alborear el día. Tantas sombras con la mía, pero no la que yo quiero. Sigo inmerso en el reguero bullicioso del gentío, y con el pie desafío a cada sombra a mirarme; mas todas, al ignorarme, confirman mi desvarío. ¿Es tanto pedir el roce gentil, y apenas tangible, de esta sombra, hoy invisible, que amé, y no me reconoce? El sol, marcando las doce, cada sombra minimiza. Vuelvo a casa. Se desliza desfallecido mi pie. Y parece que mi fe ya es, más que fuego, ceniza.
Los Angeles, 21 de febrero de 2011
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Ven sobre mí
Ven sobre mí, y esparce los cabellos sobre mi piel desnuda, brisa rizando el mar de mis trigales bajo la tibia antorcha de la luna. Adhiéranse a mi umbral las dimensiones de tus sinuosidades, cada curva en vertical descenso, desbordando los lindes de la blusa. Hoy seré receptivo, tú agresiva, ni a artefactos me niego, ni a ataduras. Cauce soy de tu río, fluyendo sobre mí, rumor y espuma; Pero también te quiero en catarata de arrebatadas aguas, hembra en furia, asociando a explosión delicadeza, rosa y pantera, terremoto y gruta. Quiero sentirme objeto de tus ansias, descúbreme, cincélame, estructura mis propias agonías, desde la insensatez hasta la angustia. Arquitecta del alma, modélame a tu imagen; mi penumbra vístase de tu luz, mis algazaras dancen al mismo ritmo de las tuyas, y hallen acoplamiento mis deseos al engranaje audaz de tu lujuria. Sobre mi vieja planta, siento alzarse floresta de columnas, ojivas, arquitrabes; me vas reconstruyendo en la tersura de mi cuerpo inflamado, qué recepción para tus dobles cúpulas. Hay en las puntas de tus dedos ángeles omniscientes, por eso no preguntan; conocen el paisaje, cada esquina, cada ángulo accesible, cada ruta. E improvisan veredas que nunca imaginara; soy la jungla, y eres la exploradora; tal sondeo nunca debiera concluirse, nunca.
Los Angeles, 22 de febrero de 2011
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Túnel mental
Eres túnel mental, adormecido, en que me adentro, sin buscar salida. Quiero palpar tus sombras, arañar las paredes de esa cripta donde el tiempo veló tantas imágenes, revelar sus enigmas exhumando los frescos estampados de otras edades, ciegas galerías de colores ocultos, de semblantes, de arcanas narrativas. Lo has olvidado todo, o fue tal vez bloqueo; no se olvida tanta historia vital, tanta efeméride, tanta vivencia, arrebatada o tibia. Voy a alzarte los párpados del alma, y a golpes de destello en sus pupilas reavivar la memoria yacente en tus murales, adormida. Estallará la luz, y un viento nuevo dispersará humedad, polvo y ceniza, surgiendo de los muros las figuras del pasado que ignoras. A él adscrita se halla el misterio de tu vida toda, que debiera durar toda tu vida. Huérfana ya no más de los recuerdos, sabrás quién eres, rosa que germina de la desolación fecundadora de otra rosa marchita. No tengo que ausentarme, mi gozo de tu gozo se deriva.
Los Angeles, 25 de febrero de 2011
Diseño: Carmen Álvarez
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