Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Tiempo atrás

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Sonetos:
Tiempo inmóvil Tan lejos ya tu mano Restaurando el beso Fueron tiempos Mi dictado Las cosas Pérdida Tengo sed
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Breverías

2371
Calma es la noche. Duermen las estrellas con los ojos abiertos. Tal vez las titilantes son las bellas que en sueños de ansiedad semidespiertos nos hablan a los hombres, vigilantes en la sombra terrestre, sin pareja, como quien confidente se aconseja en recíproca búsqueda de amantes.

2372
En la mente, a barrotes y candado, blindo ideas que nunca manifiesto. Ni llega a conocerlas mi invitado, ni la dama gentil con quien me acuesto. Quien me juzga locuaz, no se equivoca, ni yerra quien me estima transparente. La verdad siempre emerge de mi boca, porque si algo se calla, no se miente. Romperé esa prisión cuando aparezca la amante que he soñado y lo merezca.

2373
No me hables hoy, mírame sólo y calla. En el espacio de tus pensamientos una galaxia estalla, y sobre mí diluvian sus fragmentos. Los sé recomponer, uno por uno, por haber explorado tus estrellas cada vez que en mi espíritu te acuno, cada vez que se acoplan nuestras huellas. Y una vez recompuestos, han de hablarme mejor que voz y gestos.

2374
Qué bella estás cuando al abrirte, callas; qué bella estás cuando al entrar, me gritas. no sé si eres mejor cuando batallas, o si cuando a quietud me solicitas.

Sonetos

2486 - Tiempo inmóvil
Ya no hay, sin ti, reloj ni calendario; queda inmóvil el tiempo, golondrina de cercenadas alas, en la esquina desierta y gris del día rutinario. El mar, mi amigo el mar, canta un glosario de nombres olvidados, me conmina a evocación de fechas, y se obstina, si no en resurrección, en inventario. ¿A qué fin reencarnar lo que está muerto? Sólo una vida tengo, aunque no acierto a aceptarla como es, tan media vida. Tan vida a medias que ni va ni viene, como el tiempo sin ti, que se detiene, que quisiera olvidar, pero no olvida.
Los Angeles, 28 de octubre de 2010
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2487 - Tan lejos ya tu mano
Tan lejos ya tu mano. Si paseo en calma soledad por la ribera, donde el agua en meandros se aglomera interrumpiendo su vagabundeo, te presiento en el blando zarandeo de la brisa en las ramas, en la austera silueta del puente, en la pradera por cuya verde calma te rastreo. Aún vaga por allí grácil tu sombra, flotando etérea sobre espesa alfombra de hojas recién caídas, sin crujido. Tal vez voy recreando tu presencia, y no estás de verdad. Ah, la inocencia de pensar realidad lo ya perdido.
Los Angeles, 28 de octubre de 2010
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2488 - Restaurando el beso
Quiero girar, y devolver al beso la fragancia y temblor que tuvo un día; mis labios saben más de artesanía que de fantasmagórico embeleso. Si en explosión primaveral me expreso, más que en formalidad, en lozanía, algo de miel, un tanto de osadía, vivo canto será, no signo impreso. Vibrarán por igual alma y sentido, siendo a la vez suspiro y alarido, con fondo de violines y campanas. Más que potro tallado en la madera, corcel será rompiendo en la pradera como rompe la luz por las mañanas.
Los Angeles, 29 de octubre de 2010
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2489 - Fueron tiempos
Alcancé a desnudar a otras mujeres, mas de una sola estuve enamorado, que fue a la vez agricultor y arado en mis tierras de afectos y placeres. Estanciera con todos los poderes sobre mares de espigas y arbolado, me tuvo cada noche a su costado, sabiendo cancelar mis alquileres. Granaban cada día prodigiosas cosechas frívolas, voluptuosas, colmando de avidez nuestro granero. Fueron tiempos de audacias desbordantes sobre la desnudez de dos amantes, y sin bifurcación en el sendero.
Los Angeles, 29 de octubre de 2010
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2490 - Mi dictado
Prefiero senda poco transitada, sin huellas, bruma ni garrulería, brisa ligera, luz de mediodía, sin apremio febril por la llegada. Tal vez una sonrisa, una mirada, alguna perla de sabiduría sin oratoria, un tanto de ironía, y alianza de iguales, sin fachada. Ni aspiro a exaltación de muchedumbre, ni me dejo absorber por la costumbre; de pocos soy, contra corriente nado. Distinguir los rumores entre el ruido, soñar despierto, alzarme si caído, y compartirlo todo es mi dictado.
Los Angeles, 30 de octubre de 2010
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2491 - Las cosas
Tienen las cosas diálogos callados de lo que son o encarnan; están vivas, si bien sus almas son contemplativas, en mística quietud de iluminados. Oigo su voz en tonos apagados de palabras simbólicas, furtivas, al detenerme inmóvil, relativas a su invisible interacción y estados. Aprendo de ellas a vivir en calma. Si la tormenta desordena el alma, me dan las cosas su actitud serena; me enseñan fortaleza en la derrota, y a beber de la vida gota a gota, que quien bebe de prisa se envenena.
Los Angeles, 30 de octubre de 2010
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2492 - Pérdida
Tanto debo de andar… Larga es la senda, proliferando las bifurcaciones que nos ofrecen súbitas opciones, mas, una vez tomadas, sin enmienda. Sólo hay pasos al frente; quien pretenda retroceder, ya en años o emociones, no hallará sino grises panteones en lo que fuera ayer nuestra vivienda. Cada tumba, ya tierra o alabastro, contendrá el mismo estéril, triste rastro de cuanto pereció tras corta vida, exaltación, contactos, esperanzas… Nueva bifurcación, u otras andanzas no llevarán a la ocasión perdida.
Los Angeles, 30 de octubre de 2010
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2493 - Tengo sed
Tengo sed de quien nunca va conmigo, y ajenas aguas a beber me niego. Sediento he de quedar antes que en ruego solicite limosna de mendigo. Si me llama la rosa, no la sigo; si la luz me pretende, no me entrego; si el ocaso encendido, me haré ciego, y si otro amor, me ofreceré de amigo. A quien no se me adjunta no importuno, que el apremio es nocivo, y cada uno debe tomar sus propias decisiones. Y a quien se brinda a reparar ausencias, sepa que hay abandonos y dolencias que no saben curar nuevas pasiones.
Los Angeles, 30 de octubre de 2010
Diseño: Carmen Álvarez
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