Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Ecos

Índice

Sonetos:
Frontal avance El eco de mi paso Contraste Suficiente Distante Tu elocuencia Se va y se queda
Poemas:
Ideas
seperador

Breverías

1771
En la piel de mis besos hubo nombres escritos que el tiempo y tu llegada plenamente han borrado; te los entrego limpios, fragantes, exquisitos, como rosas que sólo por ti hayan germinado.

1772
Otras llevan sonrisas de los labios colgadas, como un arillo de oro, o un parche diminuto; la tuya es todo un río reventando en cascadas, escenario de luces, alborozo absoluto.

1773
Si en la noche te espero, y en la noche no vienes, ¿cómo podré enfrentarme, perdido viajero, a la sombra alargada, al pulso de mis sienes, a esta orfandad que me hace náufrago y forastero?

1774
Aún no se fue y ya quiero que regrese; yo amante de la luz, se hace tan larga la sombra que en mi entorno se descarga que conmino a la aurora a que me bese. Pero el alba no es potro galopante, sino flemática, glacial, tortuga; ay, si pudiera provocar la fuga de esta tiniebla apenas palpitante.

1775
Ven, amor; es invierno y atardece, débil la luz, desiertos los caminos, la nieve en los tejados, en los pinos, y el último rumor se desvanece. Llégate aún más, así, calor, regazo, y quietud, que las horas se deslicen lenta, muy lentamente, y eternicen esta tarde invernal, en este abrazo.

Sonetos

1784 - Frontal avance
Se me han perdido ya todos los miedos, no me quedan desvelos ni temblores; he vuelto a mis trabajos y sudores por los surcos de mies, por los viñedos. Tantos preceptos, estatutos, credos, se hicieron plomo, alarmas y rigores, que los obliteré, y hoy ruiseñores cantan por ti en las puntas de mis dedos. Llevo el sabor y aroma de tu tacto carnal y místico, que cada impacto de tu alma y de tu piel me dejó impreso. No temo ya a la vida ni a la muerte, ni me amenaza el riesgo de perderte: Nuestro avance es frontal, sin retroceso.
Los Angeles, 12 de diciembre de 2007
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1785 - El eco de mi paso
Oigo en la tarde el eco de mi paso, que me anima a seguir, pues me revela que no persisto inmóvil; no hay espuela más eficaz contra hormas o fracaso. El módulo es inercia, es férreo vaso que atrapa al alazán o a la gacela, amortigua su brío y lo congela, o hace del claro día gris ocaso; y el descalabro es sombra y aislamiento; en ambos, sofocados fe y aliento, más piedra hundida que agua desatada. Camino, luego soy; mi huella grita, y al escucharla, el alma resucita de su letargo y soledad cansada.
Los Angeles, 12 de diciembre de 2007
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1786 - Contraste
Cada palabra que te digo, quiero que sea un dardo azul, un estallido, proclamando tu nombre y apellido desde mi condición de prisionero. Que lo escuchen la orquídea y el jilguero desde la sombra del jardín o el nido, despierte el intelecto adormecido, y soliviante el corazón de acero. Tenga mi voz el don de la trompeta de los últimos tiempos, y acometa la redención de los amores muertos. Que cuantas amé un día se levanten del olvido, y sus almas se quebranten contrastando a tu amor sus desaciertos.
Los Angeles, 12 de diciembre de 2007
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1787 - Suficiente
Creo tenerlo todo, y tengo nada; ¿o será de verdad que tengo todo? Tal vez, pues si a la nada me acomodo, quedará mi ambición desangelada. Quien no desea tiene franqueada la trinchera final, y de algún modo erige su defensa a piedra y lodo frente a la pretensión desmesurada. Tengo algo de yantar, poseo un lecho para cerrar los ojos, y sospecho que para abrirlos, si alguien me acompaña; y un perro amigo fiel, y hora tras hora en que el alma medita, siente, añora, y nada ya su placidez empaña.
Los Angeles, 13 de diciembre de 2007
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1788 - Distante
Eres áspero abrazo, distraído, te adosas como un árbol contra el pecho, sin flexibilidad; bailas, te estrecho, y no soy posesor ni poseído. Magnético el entorno, la libido es pantera en la sombra y al acecho, voraz visión de desnudez en lecho liberando el instinto reprimido. Frío, mecánico tu movimiento, marcha de autómata más que hoja al viento, cuerpo allegado a mí, pero alma ausente. Si fueras mármol que la muerte evoca, yo tendría la estatua, y a otra boca besaría tu espíritu yacente.
Los Angeles, 14 de diciembre de 2007
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1789 - Tu elocuencia
Hoy te prefiero mansa, silenciosa, si velado el designio, permisiva, mas no menos vibrante y expresiva que el clamor de la carne lujuriosa. Tu mejor elocuencia no reposa sobre tibios vocablos; se deriva de esa corriente inenarrable, viva, de ti fluyendo en fuente luminosa. Sin escucharte sé lo que me dices, en candidez total, sin los barnices del ambiguo lenguaje artificial. No he menester de glosa o comentario; desde tu íntimo, intenso santuario me llegas toda tú, confidencial.
Los Angeles, 14 de diciembre de 2007
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1790 - Se va y se queda
No todo aquello que se va nos deja; se va el tiempo y se queda, y así el río, y en el alma afligida, su vacío es la huella de otra alma que se aleja. Nunca quedamos solos; cada queja, lágrima, adiós, o despertar sombrío, nos proporciona un cierto poderío sobre ese olvido que nos acompleja. ¿Tememos recordar? Aún no se ha ido. ¿Queremos olvidar? Cada crujido de seda, de tarima, cada paso resonando en la tarde soledosa torna el alma nostálgica y dudosa… En el fondo del fondo no hay fracaso.
Los Angeles, 14 de diciembre de 2007

Poemas

Ideas
Ah, qué sombra tan bella, nada parejo a semejante sombra. Yo, como el hombre de Platón, sentado al fondo de la cueva. Se me agolpan, rozando la pared, formas difusas; fuera, la luz, y, en tránsito, la gloria de las ideas místicas, radiantes, que no ve el ojo ni la mano toca. Tan sólo siluetas proyectadas llegan a mí, erráticas, amorfas, de lo que pasa al exterior, esbozos, sin percibir la realidad. Las cosas no son como las vemos o sentimos, un muro infranqueable nos derrota. Observamos el rústico envoltorio que las envuelve, cápsula rugosa, y vislumbramos cierta analogía, pero sin conocerlas, tan remotas. ¿Qué hay detrás de esa piel que tanteamos? Nos engaña el sentido; no deshoja su envoltura, nos da color, tamaño, tal vez sonido, y forma, pero es conocimiento periférico, sin llegar a la médula, es la sombra de la idea que nunca contemplamos, que sólo deducimos, es la copa cuyo vino jamás degustaremos, es valorar la arqueta, no la joya, es mirar al balcón y convencernos de que hemos visitado ya la alcoba. Nuestros conceptos son distantes, mancos, nuestro conocimiento no incorpora sino fragmentos, ráfagas, detalles, no vemos más que sombras, sólo sombras. ¿Te conozco? Mis manos te han tocado, te han besado mis labios, y tu boca lleva el sabor de todos los sudores de todas mis esquinas, y hay aromas tan íntimos, tan tibios, tan mezclados, que ya no hay tuyo y mío, y en la cópula, estando en ti, casi tocando el alma, me parece llegar donde ella mora, sí, la idea que te hace y te define, pero no llego nunca; te galopan mis sentidos, cazando menudencias, acumulando datos, que no brotan de tu fondo real, donde el tú vive, mas de la superficie, de la zona que de ti me separa, a la que adoso la que de mí igualmente te disocia. Ay, qué imperfecta idea de ti tengo, qué radiante también, qué jubilosa…
Los Angeles, 13 de diciembre de 2007
Diseño: Carmen Álvarez
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